martes, 14 de marzo de 2017

¿ESCUCHAS?

ATENCIÓN, SALUD Y ENFERMEDAD


"Creemos que, si estamos sanos, podemos dejar de prestar atención durante largos periodos de tiempo, pero lo cierto es que mal podremos cuidar adecuadamente de nuestro cuerpo y de nuestra mente si ignoramos los signos y los síntomas, aún sutiles, que se presenten. Tal des-atención puede acabar conduciendo a una des-conexión, una atrofia y una obstrucción de vías cuya integridad resulta esencial para el mantenimiento de los procesos dinámicos necesarios para la conservación de la salud. Esta desconexión puede, a su vez, conducir a una dis-regulación en la que las cosas empiezan a funcionar mal y nos aleja del equilibrio homeostático. Y la desregulación, por último, acaba provocando una claro des-orden celular, tisular, orgánico y sistémico que va acompañada de la emergencia de todo tipo de procesos caóticos que acaban manifestándose como mal-estar o, dicho de otro modo, como enfermedad."

La práctica de la atención plena
Jon Kabat-Zinn
(pp. 125-126)


  • Muy especialmente entre los corredores minimalistas y descalzos, hablamos a menudo de "escuchar al cuerpo". Hacemos un especial hincapié en la atención que podemos a las sensaciones de nuestros pies en particular y de todo nuestro cuerpo en general.
  • Esta forma de correr nos hace especialmente sensibles a no huir de nada. Más bien, al contrario: a ir asumiendo que todo lo que vayamos sintiendo, al correr descalzos o minimalistas, se va a ir convirtiendo en un nuevo aprendizaje o, quizás, en un re-aprendizaje, en el que vamos a ir valorando y acumulando experiencias, atendiendo a cada una de ellas. No dejando pasar nada por alto, porque puede significar un error.
  • Nuestra adaptación a correr de manera natural (descalzo o minimalista) dependerá de nuestra atención, de nuestra cualidad humana de poner consciencia en nuestro movimiento, nuestro apoyo, nuestra fluidez, de nuestra posición y equilibrio corporal, de nuestra propiocepción... que irán tejiendo unas nuevas redes neuronales, además de todos los cambios corporales que ya conocemos (mejora cardio-vascular y respiratorio, fortalecimiento de músculos, tendones y huesos, capilaridad... ).
  • Esas nuevas y complejas redes neuronales no sólo nos servirán para facilitarnos el retraso de la fatiga en la carrera, sino que nos reconectarán con nuestro propio equilibrio interno, haciéndonos más intuitivos también. Y, en este proceso, la facultad humana que más nos ayuda es la atención.
  • Por tanto, entrenar la atención en todo este proceso de adaptación, (o transición, acondicionamiento, habituación, adecuación... como lo queramos llamar), es esencial. Es vital ese "escuchar el cuerpo" porque esa es la manera de practicar la atención: el mindfulness del correr natural.
  • De otra manera, des-atendiendo las señales de nuestros sentidos, de nuestra intuición, de nuestra consciencia (de nuestra mente), propiocepción... será más fácil caer otra vez en el error y lesionarnos inútilmente.

miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Correr es una forma de meditación?

Fred Rohé, THE ZEN OF RUNNING.




      "Esta experiencia es una forma recién descubierta de meditación o un camino más, para que te descubras a tí mismo, así que te sugiero que alegremente, exhultantemente, realices una carrera corta. ( Corto podría ser 10 yardas ó 10 bloques - eso lo decides tú.) "

     "Realiza tu carrera en la zona donde más aire limpio que puedas encontrar. Ve con tan poca ropa como te sea posible, para que te repongas bañado por el sol y el aire."

    "Si hay una playa o un parque sin mucho cristal roto, corre con los pies desnudos. Esto te da un masaje en el pie que estimula todos las terminaciones nerviosas en las plantas de tus pies, que a su vez estimulan todos los órganos de tu cuerpo. Al ir con los pies desnudos también te conectas con la tierra, este contacto directo con la Gran Madre Tierra implica que se establece un equilibrio eléctrico entre tú y el planeta."

    Estas primeras frases de un singular texto, que cayó en mis manos hace muchos años, me cautivaron hasta el punto de entender que no había una sola forma de correr. Que había una forma de aprender a correr para cada persona. Que cada carrera era una experiencia. Y que, de toas las experiencias, se podían extraer lecciones, aprendizaje. Que cada carrera podía llegar a ser una pequeña obra de arte también. Y que, todas estas cosas, podrían pasar a ser una parte importante de mi vida, una razón y una forma de vida. Empecé a intuir un amplio y profundo significado, de profundo arraigo en el ser humano, en una especie que pobló toda la Tierra en infinidad de hábitats, climas y condiciones: la nuestra. Empecé a sentir que ese es un legado impresionante, hermoso: un regalo a generaciones que se han desplazado a pie por toda su superficie. Una Tierra heredada por los hijos que han de cuidar de ella.




    Entonces no había ni nacido el movimiento ecologista, pero estaba en trance de hacerlo. Eran los días de descubrir al economista E. F.  Schumacher "Lo pequeño es hermoso. (Por una sociedad y una técnica a la medida del hombre)" y vislumbrar lo que ahora, en estos tiempos, se engloba en una  filosofía y pensamiento minimalista.




    Fue el tiempo también de movimientos hippies, pacifistas, contracultura, vuelta a la Naturaleza, cultivos naturales, medicinas alternativas, arquitecturas con materiales del entorno, difusión de sabiduría oriental milenaria...




    Y a mi, como otros tantos millones de seres humanos nacidos por estas épocas, me quedó el correr como experiencia, como disfrute, como contacto conmigo mismo y con la Tierra.

    Poco a poco, la Ciencia ha ido constatando como realidades, como evidencias, lo que entonces parecían  o se tomaban como sueños psicodélicos de gente fumada... La ecología es necesaria y el cambio climático un desastre evidente que ha puesto en peligro de extinción la Vida sobre la Tierra. Los mayores venenos, los ingerimos todos los días en nuestras dietas, el aire y el agua que tomamos. El estrés y el consumo se apoderan de nuestro tiempo de vida. El mayor desequilibrio planetario es obra humana y aún no nos hemos decidido globalmente como especie a revertir esta locura...





   Y nos hemos puesto a correr también millones de seres humanos. Otra vez. Pero en esta ocasión no para ir a ningún lado. No para cambiar de paisajes y formas de vida. Sino para sentirnos vivos. Consciente o inconscientemente, nos movemos para sentirnos fuertes, para ser una especie que se mueve, como lo ha hecho durante más de dos millones de años.





    Apareció publicado en castellano el libro "Nacidos para correr", de Christopher McDougall, y volvimos en cierto modo a aquellas décadas mencionadas más arriba. Redescubrimos la sencillez del correr como una facultad humana y un regalo evolutivo sin necesidad de artificios, porque nuestro pie y nuestra construcción biológica ya estaba adaptada a esa función de desplazarnos deprisa. Y también algo más. Redescubrimos que, detrás, se vislumbraba una manera de vivir, una manera de pensar y sentir la Tierra bajo nuestros pies. Los rarámuri existían de verdad y tenían algo que mostrarnos: su humilde y hermosa verdad de la carrera a pie natural por las Barrancas del Cobre de las montañas mejicanas. Descubrimos qué es la caza por persistencia y que se trata de una hipótesis antropológica que da luz a la biomecánica y a diferentes estructuras de la fisiología humana en los bosquimanos africanos.





     Así que hemos vuelto a replantearnos cómo correr... No hacer otra cosa diferente para lo que la evolución nos ha traído hasta aquí, puesto que, básicamente, no somos tan diferentes de hace 2 millones de años. Y como dato curioso, los humanos somos buenos corredores de fondo, aunque no tan rápidos como muchos otros animales, ya que podemos correr durante varias horas a ritmo constante y la caza por persistencia nos ofrece una gran ventaja.

    Pero... vuelvo a plantearme la pregunta: ¿Correr es una forma de meditación?

    Quizá, ahora me planteo la pregunta al revés: viviendo con una mente despierta, hagas lo que hagas, en cualquier actividad o en quietud, ¿no puede ser una meditación contínua?


Acuérdate de...

ACUÉRDATE DE ...

  • Ver nacer y despedir el sol, en un mismo día.
  • Regalar flores.
  • Reírte de ti mismo.
  • Recorrer tantos kilómetros con los pies como con la mente.
  • Perder la vergüenza fuera de la ducha.
  • Poner un pie en cada uno de los siete continentes.
  • Aprender otro idioma y enseñar el propio en el extranjero.
  • Perdonar, siempre ha sido de valientes.
  • Experimentar la ingravidez.
  • No querer jubilarte.
  • Echarle una carrera al tiempo.
  • Amar mucho y muy bueno.
  • Dormir mucho y continuar teniendo sueños.
  • Colarte en una fiesta y conseguir que sea interminable.
  • Gritar en un bar "¡la siguiente la pago yo!" y cumplirlo.
  • Hacer el amor donde nunca lo harías.
  • Correr en pelotas bajo la lluvia.
  • Vivir sin internet 24 horas y que no sea por falta de cobertura.
  • Conquistar tus miedos.
  • Tumbarte bajo las estrellas.
  • No comprar billete de vuelta.
  • Tener siempre más proyectos que recuerdos.
  • Saber si fue antes el huevo o la gallina.
  • Alcanzar la cima de todos tus proyectos. 
  • Confesar algo gordo.
(Esta lista me la encontré impresa en una bolsa de papel)