domingo, 16 de septiembre de 2018

Cómo empezar a

dar tus primeros pasos descalzo


  •  Anda descalzo por tu casa todo el tiempo que puedas. Cuanto más consciente seas de tus cualidades como descalzo, tanto mejor: tus ventajas y tus dificultades. No te agobies, porque todo tiene su proceso. ¡No se construyó Roma en un día! "Vivimos en la era de la prisa y la tontería..." cantaba Antonio Carmona de Ketama. Concédete este tiempo, porque en la intimidad de tu casa te será mucho más fácil y agradable. Multitud de pueblos y culturas de la Tierra se descalzan al entrar en casa o en lugares que consideran dignos de respeto.
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  • El siguiente paso lo darás dispuesto a recorrer tu mundo. Estés cerca de un parque, playa, camino, prado o campo, será sencillamente andar primero descalzo por terreno natural. Es importante ésto: lo más natural posible. Sin que te importe mucho la época del año, sin castigarte, pero retándote contínuamente, todos los días, a andar un poco y sentir todas las irregularidades del suelo. Todo lo que pueda presentarse, sin huir de nada, sin temer hacerte daño, pero retándote. Poco a poco. Pasar de la intimidad de casa a recorrer el mundo tal como es.
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  • Cuando hayas conseguido andar descalzo de esta manera, unos veinte o treinta minutos más o menos, espontáneamente te vendrá el impulso de trotar. Es más que posible que mucho antes y no será cuestión de "resistirte al impulso" sino de ir tanteando. Tal como hacías tras una lesión, que te impidió correr. Necesitarás varios meses -sí meses- de "rehabilitación descalcista". Es normal: ¡se han de alargar muchas estructuras, desde el pie, de toda la cadena muscular que hace que seas un ser humano bípedo! Y esto requiere de tu tiempo, paciencia, constancia, motivación y ganas. Pero, recuerda: reta, no castigues en exceso.
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  • Apenas en un trimestre, te darás cuenta también de ciertos cambios sorprendentes: andarás distinto, más erguido, te dolerá menos la espalda y rechazarás más tiempo la silla -la enemiga silenciosa que hace más daño que nada a tu cuerpo-, querrás moverte más ¡y mejor! Además, algo que realmente te puede ayudar es combinar con algunos ejercicios sencillos y ancestrales: primero las sentadillas, luego -también poco a poco- ponerte de cuclillas, colgarte y sentir tu peso, hacer flexiones... y más. A partir de aquí, ayuda mucho controlar el tiempo sentado, alternar diferentes movimientos a lo largo del día como, por ejemplo, andar de puntillas, de talón y con el canto exterior del pie y otros ejercicios de fortalecimiento del pie.
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  • Por último -y de momento-, confórmate con este proceso y empieza a disfrutar, con la misma pauta de ir retándote poco a poco, siempre sin castigarte en exceso. Aunque te resulte difícil, es mejor "quedarte con algo de hambre" ahora y no lamentar el tremendo error de querer ir mucho más deprisa de lo que eres realmente capaz. Tu fuerza, vitalidad, rapidez y resistencia se entrenan con tiempo y esfuerzo  continuado y no con tentativas discontinuas. Y, sobretodo, disfruta, disfruta y disfruta. Has "reconstruido" tu cuerpo para moverte como un ser humano.
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martes, 4 de septiembre de 2018

CUATRO CONCEPTOS Y UNA CLAVE

BAREFOOT & MINIMALIST

 

TRANSICIÓN y ADAPTACIÓN: Llamamos transición minimalista al tiempo de adaptación que necesitamos para adiestrarnos en correr de una manera natural: es decir, con el mínimo calzado o descalzos.
Si ya hacemos algun deporte, será una adaptación distinta: nos tendremos que centrar más que nada en aquellas estructuras que se van a mover y alargar de manera diferente: cadenas musculares que van desde el dedo gordo del pie hasta la cadera por detrás de la pierna. No sólo los pies, puesto que están implicados los tendones de Aquiles, sóleos, isquios y, sobre todo fascia plantar y extensores de los dedos (empeine).
Cuando empezamos a correr (minimalista o no), lo primero a lo que nos adaptamos es a respirar. Necesitamos este tiempo de transición para pasar del sedentarismo al movimiento. 
La 1ª adaptación es siempre la cardio-respiratoria. La 2ª adaptación es muscular; la 3ª es tendinosa; y la 4ª es ósea. De manera que cada adaptación tiene su tiempo, su transición, hasta que llegue ese punto de maestría, en donde se equilibran y funcionan todas las adaptaciones a la vez, tras años de práctica continuada. Técnicamente, se habla de varios años para la mayoría de las personas. Los huesos, por ejemplo, tardan dos años mínimo. Sin  embargo, apenas se necesitan entre 60 y 90 días para poner un cuerpo normal a tono y en forma. Se ha de señalar igualmente que los ligamentos y fibras tendinosas necesitan, como mínimo, de varios meses para llegar a un buen tono.
Por lo tanto, transición significa tiempo de adaptación, que, como vemos, es distinto para cada tejido y sistema.

HOMEOSTASIS Y ENTROPÍA: Homeostasis es un término científico que nos lleva directamente a la idea de equilibrio o, mejor aún, a la tendencia hacia el equilibrio. Una propiedad natural de los organismos vivos que tiende siempre a equilibrarse, a estabilizarse, entre su condición interna y el medio externo. Un sistema de autorregulación de los seres vivos. Por ejemplo, la aclimatación a la altura o a condiciones atmosféricas, temperatura y humedad formarían parte de la adaptación a correr en altura, en climas húmedos, en desiertos, etc. Una reacción homeostática reguladora del ser humano al correr, por ejemplo, es sudar para mantener un frescor necesario. Otro, muy importante: el índice glucémico, el nivel de azúcar en sangre como regulador energético. Y así, podríamos continuar, ya que la homeostasis es la base principal del buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico, de nuestra salud.
¿Y la entropía"A mayor entropía, menor calidad de la energía y mayor tendencia al caos." Si el desgaste que sufrimos es mayor que nuestra capacidad de reequilibrarnos -nuestra capacidad de autoregularnos, la homeostasis de nuestro organismo-, entramos en terreno peligroso, desajustando nuestros mecanismos biológicos de supervivencia.


En resumen, lo que más nos interesa a la hora de comenzar este camino hacia el minimalismo es que lo habremos de hacer progresando en calidad y cantidad entre estos cuatro conceptos. La práctica, las sensaciones y el biofeedback (o retroalimentación) y la integración de nuestras adaptaciones darán la medida de nuestra satisfacción y mejora como corredores minimalistas. Para ello, una clave en dos líneas nos puede servir de gran recordatorio en todo el proceso: NO MUY LEJOS, NO MUY RÁPIDO. La distancia y la velocidad que corramos crearán un diálogo entre nuestro organismo y nuestro esfuerzo. Será de importancia decisiva no imponernos distancias inalcanzables cuando estamos comenzando, como tampoco pretender correr más rápido que lo que nos "permita" nuestro organismo al completo. Tendremos que ir afinando como se hace con un instrumento musical de cuerda: ni en exceso, ni en defecto. Incrementando la práctica conforme podamos asumir el esfuerzo, sin pasarnos y sin que sea demasiado poco.


 Not too far.


Not too fast.

miércoles, 1 de agosto de 2018

CORRE COMO UN GUERRERO. El caballo del viento.


Lung·ta: el caballo del viento


  1. Comunicar.
  2. Lung·ta: el caballo del viento.
  3. Nuestra naturaleza fundamental.


1. Comunicar

  • Con la confianza que nos ofrece correr con amigos y conocidos, espontáneamente, comentamos y comunicamos a menudo nuestros estados de ánimo antes, durante y después de la carrera. Un momento en que nos relajamos y podemos intercambiar cuestiones tanto importantes como circunstanciales, pero que nos hacen sentir unidos en el mismo objetivo. La conversación transforma el correr, pasando de ser un deporte individual a otro más gregario, comunitario. Este nos hace más receptivos también: intercambiamos ideas, pensamientos, sentimientos, que fluyen con libertad. De hecho, puede ocurrir que, utilizada adecuadamente, esta conversación puede ayudarnos y estimularnos, puede que comprendamos cuestiones que resultaban algo impenetrables hasta entonces.
  • La comunicación real con otras personas transformará nuestras conversaciones, que pasarán de decir cualquier cosa que se nos pasa por la cabeza, a un arte: un fluir armonioso de nuestro interior en intercambio con nuestros compañeros y compañeras.
  • No es algo que tenga suceder necesariamente porque, a veces, no hacen falta demasiadas palabras para entendernos, para comunicarnos con esta facilidad y naturalidad. De hecho, se intercalan silencios muy apropiados, en estas ocasiones, y sabemos espontáneamente también interpretarlos de la manera adecuada. La sensibilidad y la percepción están despiertas y son inteligentes para conocerlos, creando tanto espacios como vínculos de amistad y empatía.





2. Lung·ta: el caballo del viento

  • El correr se ha convertido en una actividad más que gratificante: nos desborda de energía y nos volvamos a mostrarla, entregándonos a los demás con total espontaneidad también, deseando comunicar y contagiar un nuevo espíritu, un fresco y renovado ánimo saludable y vital. Esta es una consecuencia natural. Estamos en mejor forma de lo que podíamos imaginar, tenemos una gran confianza en nosotros mismos, en nuestra potencialidad, y deseamos compartirlo todo deseando que que haya mucha gente que se beneficie de ello, desde los familiares y más cercanos, hasta los conocidos y compañeros de trabajo y vecinos. Este entusiasmo lo llevamos muchas veces a la práctica con actividades y carreras que conocemos solidarias, benéficas, altruistas, con ánimo de recaudar fondos honestamente por una buena causa.
  • Esta es una forma de conectar con la naturaleza saludable y positiva de la humanidad, creando fuertes lazos de empatía. Descubrimos aquí cualidades humanas en muchas personas que nos eran lejanas, desconocidas, ahora como comunes, unidas en la misma carrera. Una bondad inherente en el corazón de la humanidad, incluso cuando suceden cosas terribles.
  • "Corriendo y meditando nos convertimos en mejores ciudadanos del mundo. Nuestra estima, disciplina y energía beneficia a un círculo mucho más amplio." Nos hemos tomado esta responsabilidad para con los demás, también, sin que nadie ni nada nos haya obligado. Lo hacemos de manera natural.
  • "Estas cualidades son el combustible para el caballo del viento, la esencia de la fase final del aprendizaje del "guerrero corredor". "La palabra tibetana es lung·taLung quiere decir "viento", y ta "caballo". El caballo del viento es la energía vital que surge de manera natural cuando nos formamos en el camino del tigre, el león, el garuda y el dragón. El viento representa el despertar completo de la mente humana. El caballo representa la oportunidad, éxito y rapidez." Aparece dibujado en las banderas de oración (llamadas comúnmente de la misma forma: lungta), ondeando al viento, siempre en lugares altos, con el deseo de expandir universalmente esta energía de servir de beneficio a todos los seres. El caballo suele ilustrarse con una joya ardiente en su lomo, conocida como la "joya que concede todos los deseos", lo que simboliza y representa la mente iluminada capaz de cualquier cosa, la fuente de la felicidad y del gozo que significa ser de beneficio a los demás.
  • Por tanto, esta última fase del adiestramiento consiste en tomar la decisión y trabajar en ser de beneficio real para los demás, para la sociedad. Un espíritu de quien corre y comparte con el mundo que le rodea.
  • Quienes corren suelen ser gente optimista. Y ese optimismo es lo que muchos otros necesitan. Mucha gente que se ha dado por vencida por la agresividad y el pesimismo, al menos tendrá otro punto de vista en el que mirar y quizá apoyarse, quizá despertando a un ánimo nuevo y fortalecedor. Ningún corredor menosprecia el valor del esfuerzo, la disciplina y la dedicación honesta y humilde de su entrenamiento. Sabe lo que cuesta. Sabe apreciarlo. Se satisface en los logros y conoce, primero con sencillos éxitos y, más adelante, con la experiencia que da la continuidad en el tiempo, la satisfacción de logros mayores. Además, todo aquello que hace en pro del deporte, en beneficio de muchos, en actividades solidarias... todo ello forma parte de esta energía del caballo del viento, con una nueva y fuerte consciencia colectiva en la que, de manera natural, sabe también que es aquello que más beneficia. Esta consciencia colectiva con esta gran energía es precisamente lo que necesitamos, por todos los medios, la humanidad entera, a escala planetaria, más que nunca: la energía del caballo del viento.
  • Todos estamos dotados para esta energía. Todos tenemos algo que ofrecer. Todo lo que hacemos importa, por insignificante que pueda parecer. La cuestión es el optimismo, la confianza y el compromiso. De esta manera, toda nuestra actividad ya no es "meramente deportiva" sino que es una actividad que nos inunda de satisfacciones, tanto a nivel personal como comunitario, aportándonos alegría desbordante. Todos salimos ganando.


3. Nuestra naturaleza fundamental

  • Una de las grandes máximas de las enseñanzas tradicionales en meditación es que nuestra naturaleza fundamental, nuestra naturaleza básica, ya es perfecta, sin nacimiento, desde siempre... pero que necesitamos "un ligero ajuste". Este ajuste, en realidad, significa un gran cambio en nuestra manera de percibirnos, puesto que lo que quiere decir es que bajo capas y capas de condicionamientos y engaños de la mente, como de una cebolla que vamos abriendo, finalmente, se encuentra nuestra naturaleza inmaculada, no nacida y pura de nuestra verdadera mente, no de la convencional y condicionada sino de nuestra esencia.
  • En esa naturaleza fundamental encontramos también nuestra bondad básica, lo que somos, íntegros y completos. Una bondad en la que conectamos fácilmente, de manera espontánea, cuando nos reconocemos en esta carrera común. Una sensación muy potente, que podemos percibir en nosotros y otros. Algo que sentimos como sanador, enérgico y saludable. Esto nos ayuda mucho a no separar nuestra vida cotidiana, nuestras cosas corrientes de todos los días, con profundos sentimientos y vivencias íntimas, espirituales, (antes que religiosas o experiencias extravagantes o estrambóticas).
  • Podemos correr con esta mente, con este gozo fundamentalmente gratificante y beneficioso. Cuando corremos así, corremos mejor, es posible que más rápido, pero sobretodo haciéndonos sentir mejor. Esta naturaleza, esta bondad básica es precisamente la joya que concede todos los deseos.

martes, 17 de julio de 2018

CORRE COMO UN GUERRERO. 4. El adiestramiento del dragón.




EL ADIESTRAMIENTO DEL DRAGÓN




1. El dragón
2. La respiración del dragón
3. ¿Qué es la mente?
4. El poder de la intención
5. Contemplación del dragón: compasión y altruismo.


1. El dragón



  •  Tanto correr como meditar cuentan con una cualidad misteriosa y secreta que va más allá de las palabras. Y lo que simboliza el dragón en esta fase es esta encarnación de un propósito profundo, de algo que va más allá de las explicaciones y las palabras y que ha de ser experimentado. Son nuestros secretos personales, nuestras sensaciones, pensamientos, ideas... tan nuestro todo que necesita ser expresado, más que explicado. Se trata de un nivel de profundidad humana más íntimo.
  •  Conforme explica Sakyong Mipham, en este nivel, en esta fase del dragón, "la magnanimidad de nuestro ser empieza a brillar de verdad. Al formar y entrenar a la mente y el cuerpo mediante el correr y la meditación, nos hemos hecho fuertes, suaves y amables. Ahora hemos llegado a una encrucijada personal y social. Nuestras carreras y meditación han pasado por una gran transformación. Han dejado de ser actividades realizadas para nuestro beneficio personal: utilizamos nuestros empeños solitarios en beneficio de los demás. Correr puede convertirse en una herramienta que beneficie al mundo."
  • "La intención de utilizar nuestra actividad para beneficiar al prójimo es escurridiza y misteriosa, como el mismo dragón. Pero como meditadores y corredores sabemos que cuando tenemos el coraje suficiente para estar en el presente, también tenemos el poder de transformar el mundo. El dragón encarna todas las lecciones del tigre, el león y el garuda: atento, vivaz y equilibrado. Así pues, el dragón surge como coincidencia y buenos auspicios. En esta fase, el meditador corredor se adapta a este dinamismo: el dragón misterioso y místico es un símbolo del poder inexpresable, de la luminosidad y profundidad de la mente humana."
  •  En la tradición tibetana de Shambhala, el dragón reconoce ese momento en que la mente del guerrero se dirige hacia la sabiduría no conceptual.Lo que se denomina aquí "unión de cielo y tierra". "Una profunda sensación de honestidad, tanto personal como social." Algo difícil de definir que nos conecta sutilmente con los demás.
  • El dragón es el símbolo de todo esto. Se dice que vive en las profundidades de la tierra, pero que también vuela por encima de las nubes, moviéndose y cambiando de velocidad, observando y desapareciendo para volver a adentrarse en penachos de nubes algodonosas. Contrariamente al dragón de Occidente, este no representa al peligro o el mal, ni es aniquilado por san Jorge, sino que en Oriente es muy venerado por su fuerza, magia y los buenos augurios que encarna esta misteriosa criatura. El reino de Buthan se conoce como drukyul: "la tierra de los dragones". En China, el dragón es el símbolo por excelencia de la sabiduría, emblema de emperadores, representación del cielo, el poder y la sabiduría.
  • Esta fase del dragón, representa para corredores y para meditadores el nivel en que desarrollamos la introspección que nos permite conectar con nuestros deseos y aspiraciones más profundos. En estas carreras contemplativas no nos estamos abandonando en fantasías, ni desahogando nuestra mente, sino que la conducimos hacia pensamientos beneficiosos; nos centramos en temas importantes, para nuestra vida y la de los demás. La carrera se convierte en meditación enfocándonos en un pensamiento elegido, un pensamiento compasivo en el que integramos todo, mucho más allá de nosotros mismos.
  • Enfocarnos así puede resultar muy difícil. Correr es un deporte muy individual que, también puede ser muy absorbente. Pero hay otros tipos de pensamientos en los que nos podemos centrar: como, por ejemplo, si decidimos hacer un cambio en nuestra vida. Correr y contemplar pueden ayudarnos a saber cómo llevar a cabo ese cambio. Son actividades que se hacen compatibles. Podemos sopesar errores y contratiempos, contemplando lo que nos gustaría cambiar. Como también nuestras aspiraciones, nuestros sueños. Nos podemos observar corriendo hacia lo que queremos conseguir. Podemos utilizar nuestra imaginación para ello.
  • Que nos comportemos como estúpidos o como sabios, depende de cómo utilizamos lo que somos, de utilizar nuestra imaginación, de ver las posibilidades que se nos presentan. "Cuando la vida nos enfrenta a desafíos y somos capaces de utilizarlos, entonces somos sabios. Cuando nos superan y somos incapaces de apreciar sus posibilidades, nos comportamos como estúpidos." "Cuando somos sabios meditando podemos fresco cada momento. Pero una vez que empezamos a perder nuestra imaginación, nos alcanzan los dardos de la apatía. Del mismo modo, si mientras corremos perdemos nuestra imaginación nos habrán alcanzado los dardos de la desidia."
  • "En última instancia, la vida es el proceso de desarrollar la capacidad de percibir siempre cómo utilizar lo que tenemos frente a nosotros. Como la mente es infinita, al igual que las posibilidades, si sucumbimos a la idea de que algo es imposible, nos habremos rendido a la idea de que solo existe una posibilidad."
  • "Ser imaginativo no debería confundirse con ser agresivo. No significa simplemente empujar hacia delante. Significa ser capaz de observar lo que sucede con una perspectiva panorámica de 360º. Mientras que ser agresivo es imponer una dimensión de la realidad."
  • Esta es la invitación que nos ofrece Sakyong Mipham para la carrera de nuestras vidas cotidianas: utilizar nuestra imaginación, explorar y abrirnos al máximo para ver todo tipo de posibilidades, sin encerrarnos, en todos los escenarios que se nos presenten.Ya que la cualidad esencial que nos muestra el dragón es precisamente captar todo tipo de posibilidades.
  •  En esta fase también, nos abrimos a las intuiciones, como a distintas maneras de estar atentos, de captar aquello que nos enseña el medio, nuestra experiencia y cualquier cosa que nos acontezca. De todo podemos aprender. Además, nadie necesita enterarse de qué estamos contemplando. Algunas cosas las compartimos y otras las guardamos para nosotros mismos, guardando un equilibrio entre lo que nos reservamos y lo que manifestamos de nostros mismo. Esto es algo que nos aporta cierto sentido de dignidad y, quizá, hasta de misterio. Pero tampoco nos hacemos demasiado resrvados, porque podríamos perder disponibilidad hacia los demás.
  • El dragón no solo es beneficioso en la carrera, sino también en cualquier aspecto de nuestra vida, puesto que "confiere sabiduría, inspiración e insondabilidad."
 2. La respiración del dragón
  •  No es posible meditar ni tampoco correr sin familiarizarnos con nuestra respiración. Al principio no es fácil seguir la respiración, observarla sin prejuicios, sin cambiarla. Parece como imposible. Pero, poco a poco, vamos tomando confianza relajada y maestría, armonizándonos en esta atención. Vamos probando el "sabor" y la "textura" de nuestra respiración, de manera natural, dependiendo de todo tipo de condiciones en que nos encontremos. "Meditar en nuestra respiración es como un espejo que refleja nuestra mente y nuestra vida." Respiración, conducta, emociones... van todas de la mano, modificándose al unísono. Es algo que podemos observar fácilmente, como también cambiar el patrón, ajustarla, solo con poner atención y consciencia.
  • "Cuando la mente se ve bombardeada con una miríada de pensamientos, hemos de saber que no sugen de la meditación, sino de la vida." (Los pensamientos son movimiento natural de la mente, como olas del mar, agitados o tranquilos). "Nuestra reacción -culpa o rabia, por ejemplo- pudiera dirigirnos a examinar con más atención aspectos particulares de nuestra vida. En este caso, la respiración puede ser una guía para la vida. Otro aspecto que alternaremos será una respiración suave y regular en meditación sentada con otra más vigorosa al correr, que nos servirán y ayudarán la una a la otra y viceversa.
3. ¿Qué es la mente?

  • La mente, como el dragón, es escurridiza. Nadie sabe realmente dónde situarla. En Occidente señalamos la cabeza, el cerebro, como sede de la mente. En Oriente, se señala tradicionalmente el centro del pecho, a la altura del corazón, como su lugar. Pero, tanto en Oriente como en Occidente, nuestra experiencia de la mente es muy personal, algo muy íntimo, como nuestros sentimientos, emociones, pensamientos o estados de ánimo; como nuestras experiencias, recuerdos, ideas.
  • Por lo general, utilizam,os sinónimos de mente como consciencia, intelecto... pero en lenguas de culturas meditativas existen muchos nombres para la mente. Sem es un término tibetano para la mente cognitiva que comprende sujeto y objeto. Pero, también existe la palabra lo para aquello a lo que hace referencia al intelecto: aquello que uno comprende. Igualmente, el término yi se tiliza para la mente cognitiva convencional. La palabra rigpa significa conciencia, pero en dos sentidos: general y no conceptual; a su vez, relacionada con la palabra sánscrita prajña o sabiduría. Namshi significa consciencia, pero hay que diferenciar entre ocho niveles de consciencia. Asimismo, otras palabras hacen referencia a lo que significan "mente iluminada", "mente transcendente", "inteligencia transcendente"...
  • Resumiendo bastante, podemos dividir todas estas descripciones de la mente en dos grandes categorías: 1. la mente convencional de sujeto y objeto, es decir, la mente dualista. 2. la mente transcendente, más allá de sujeto y objeto (la que transciende la dualidad), también denominada "mente de la clara luz", "sabiduría" o "despertar". Entra las características de la mente convencional se incluyen las de claridad y conocimiento que, a través de la práctica de la meditación empezaremos a experimentar y, poco a poco, a expandir hasta un estado de transcendencia. Lo mismo que también irán formando parte de nuestra experiencia corriendo, como en nuestras relaciones humanas y profesionales.


4. El poder de la intención


  • Sobretodo entre las personas que no corren, surge casi siempre la pregunta ¿por qué corres? ¿Por qué corro? ¿Cuál es la motivación? ¿Qué nos impulsa a esforzarnos corriendo? Mayoritariamente, los corredores respondemos, para nosotros mismos y para quienes nos interrogan que lo hacemos por salud, pero también por satisfacción, por el gozo de correr. Porque es como volar, porque nos hace sentir livianos y libres sobre el suelo, conectados con la Tierra y con los elementos, respirando hondamente aire puro, llenando y vaciando nuestros pulmones a plena capacidad.
  • Lo mismo que encontramos similitudes entre el correr y diversas actividades de la vida corriente (como en el trabajo, la empresa, el estudio...), encontramos también un sentido profundo al correr, algo que nos conecta con nosotros mismos sin obstáculos, directamente. Y casi cualquier actividad puede reflejarse en ello. Como también nuestro deseo de mejorar como personas, nuestra trayectoria íntima, espiritual, nuestro deseo de beneficio para nosotros mismos como para los demás.
  • La fuerza de la intención muestra el poder de la mente. Depende mucho de esta intencionalidad, el resultado. Si convertimos nuestra actividad en mera rutina biomecánica, será eso y nada más. Si, por el contrario, deseamos que forme parte de nuestro crecimiento personal y sea de beneficio propio y ajeno, determinará un resultado mucho más amplio. "El poder del dragón es la intención." Esta última intencionalidad de beneficiar a los demás cambia por completo la estructura de nuestro cerebro, de nuestra consciencia, reforzando nuestro cuerpo-mente. Aporta carácter a nuestra manera de ser en el mundo. Además, esta amplia intención aporta dignidad a nuestras carreras, contemplando a todos los seres, incluyéndolos a todos sin límites ni excepción y se convierte en una actividad que ofrecemos al mundo para su beneficio.
  • Nos centramos pues en este estadio en desarrollar esta intención al máximo. Lo que, finalmente, se convierte en un ejercicio liberador, un disfrute. De alguna manera, nos vamos dando cuenta de cómo somos capaces de ayudar a los demás, haciéndonos más fuertes. Con semejante intención y actividad, nuestras ideas y nuestra inspiración fluyen sin obstáculos. La manera en que utilicemos nuestras carreras solo depende de nosotros mismos. No deberíamos olvidar el gran potencial que tiene nuestra intención, ese gran secreto.



5. Contemplación del dragón: compasión y altruismo.

  • "La contemplación del dragón es la ausencia de ego, ir más allá de las limitaciones del yo. Cuando nuestro ego aparece, perdemos perspectiva. No acertamos a considerar cómo se sienten los demás." ¿Qué nos quiere decir con ésto Sakyong Mipham? Lo primero: no que nos menospreciemos, sino que conectemos con los demás. En la base, entrenarnos en la empatía, en ponernos en lugar de los otros, sabiéndonos identificar, con quienes nos rodean (familiares, amigos...), sin darnos tanta prioridad a nosotros mismos.
  • Y es que ocurre muy a menudo que, haciendo deporte, se nos infla fácilmente el ego. Para contrarrestar esta tendencia, hacemos esta contemplación. Para soltar ese apego a la importancia exagerada que nos damos a nosotros mismo. Cuando tenemos "un mal día", "una mala carrera", nuestro ego se derrumba, le "cae una paliza", pero si hay menos tendencia a la sobrevaloración de nuestro ego hay menos posibilidades de descalabro total, de derrota y abatimiento. Solo es una experiencia más. Y puede ocurrir que nos enseñe mucho. Así, vamos desarrollando una especial humildad y ternura. Esta sensación de ligereza que nos da la contemplación del dragón, nos ayuda a ver el espejismo, la ilusión, que es el yo, favoreciendo la deconstrucción del ego, (un mero concepto sin solidez alguna), hasta que seamos capaces de ver que nunca ha existido tal yo, ese ego, y, por tanto, no existe nada de lo que deshacerse. "No es posible perder lo que nunca se tuvo."
  • Esta contemplación suele ocurrir en dos fases: en la primera reflexionamos en las maneras que en que podemos ser menos egocéntricos; en la segunda, más profunda, en la fantasía ilusoria que es el yo.



miércoles, 16 de mayo de 2018

CORRE COMO UN GUERRERO. 3. El adiestramiento del garuda.


EL ADIESTRAMIENTO DEL GARUDA


  1. Garuda
  2.  Más allá de la esperanza y el miedo
  3. Espontaneidad
  4. Una mente como el cielo
  5. Valoración precisa
  6. No ir demasiado lejos
  7. Contemplación del garuda: amor y bondad 

1. El Garuda



  • Entramos ahora en el tercer nivel del adiestramiento, tras haber creado nuestra base con atención plena y delicadeza en la fase del tigre, habernos afianzado en disciplina y saboreado sus logros en la fase del león. La fase del garuda es una etapa desmesurada en nuestro adiestramiento y formación como corredores y meditadores. Aquí nos encontramos preparados para desafiarnos como nunca lo hemos hecho, listos para poner en acción nuestras destrezas, para ir mucho más allá de nuestra "zona de confort".
  • Garuda es un ser intrépido, dispuesto a experimentar nuevos entornos, estímulos nuevos, frescos. En nuestra carrera significa afrontar nuevos retos contando con toda nuestra energía física y mental. Lo que no quiere decir que nos olvidemos de todo lo aprendido hasta aquí, sino todo lo contrario: integramos todo nuestro adiestramiento previo (nuestras fases de tigre y león), con el fin de superar limitaciones previas y alcanzar logros más altos. En nuestra meditación, por ejemplo, significa retarnos con sesiones más largas. Si antes eran de unos veinte minutos, ahora lo son de una hora o más. Por tanto, esta fase del garuda nos arrancará de la rutina y será conveniente plantearnos metas que representen desafíos, intrépidos pero inteligentes. Es decir, que sean razonablemente alcanzables, que nos lleven un punto más lejos de donde nos encontramos, algo más difícil pero no imposible. Cada cual debe saber cuándo es el momento en que está preparado para una gran prueba como es el maratón o un ultratrail, por ejemplo.
  • Dice Sankyong que "la palabra tibetana para "desmesurado" es p'hotso, que significa "cálculo determinado". En otras palabras: conocemos nuestros límites externos." Y que además, "esa desmesura incluye un buen juicio y, al mismo tiempo, un desafío."

2. Más allá de la esperanza y el miedo


  • Para entender correctamente lo que simboliza el garuda, además de representar autoridad y poder (como podrá ser en otras tradiciones el ave fénix o el águila), en la tradición tibetana representa igualmente equilibrio y libertad. Sus alas extendidas significan equilibrio entre antención focalizada y visión panorámica. Puede volar en todas las direcciones, con amplia perspectiva, calibrando cualquier situación que se le presente con gran precisión. Simboliza especialmente una liberación de los extremos comprendidos entre la esperanza y el temor, yendo más allá de expectativas y miedos, de lo que esperamos que suceda y del temor de que no sea así.
  • "Esperanza y miedo derivan de dos tipos de dolor: el dolor de no obtener lo que queremos y el dolor de obtener lo que no queremos."
  •  Tanto en el corredor como en el meditador, existe una experiencia similar respecto a la esperanza de obtener un resultado y el temor a no alcanzarlo. De aquí resulta de gran importancia saber y conocer cómo funciona nuestra mente con el dolor y el placer. Recordemos que nuestra mente es neutra. Según lo que percibe, reacciona. Cuando experimenta placer, no quiere que cabe nunca; cuando es al contrario, desea que acabe lo antes posible. Pero lo importante, en cualquier caso, sigue siendo la capacidad o la incapacidad de la mente de manejar tanto el placer como el dolor. Por ejemplo, cuando surge el dolor, tanto en la meditación como en la carrera, necesitamos sentir la diferencia entre el dolor en sí mismo y la incapacidad de la mente para manejarlo; o, por el contrario, nuestra capacidad para manejarlo.
  • En el caso del placer, la mente quiere perpetuarlo. En meditación, se conoce como la "seducción de los estados de calma" en la que el meditador quiere continuar indefinidamente en un estado de paz y tranquilidad, con apego al placer de estos estados mentales. En la carrera, se conoce como la "adicción al subidón del corredor". La mente se hace adicta al recibir más placer. Fuera de esto, cuando se acaba, podemos parecer deprimidos, contrariados o enfadados, porque no podemos controlar nuestro objeto de placer, nuestro estado mental. Tanto si corremos como si meditamos con esta motivación por el placer, estamos convirtiendo nuestra mente en adicta y, de algo natural, estamos convirtiendo una experiencia rica en un problema. Voluntaria e involuntariamente, vamos a sentir dolor y placer; pero, poder manejarlos simpre nos aportará una vida con más armonía y satisfacción.
  • No dejándonos seducir por el placer ni acobardar por el dolor, nos proporciona un equilibrio necesario para nuestra actividad saludable como corredores y como meditadores, como un sentido de independencia y autonomía. Una libertad que nos separa del ansia, la urgencia y la esperanza de obtener algo. Una esperanza angustiosa que nos hace sentir que siempre nos falta algo es señal de esta insatisfacción obsesiva. En este sentido, también nos podemos liberar del temor de estar contínuamente evitando situaciones dolorosas. Se trata de dos estados extremos que, llevándonos constantemente de la esperanza al miedo, nos conducen a una mente conflictiva, inestable. Tanto corriendo como meditando necesitamos justo lo contrario: mantener una concentración, determinación y un objetivo, una meta. Pero, si esta determinación y esa meta se nos convierten en una enfermedad, porque nos hacemos tan ambiciosos dejándonos llevar por esperanzas y temores, definitivamente acabarán por desestabilizar nuestro entrenamiento y nuestra práctica.
  • ¿Qué es lo fundamental en esta fase del garuda? Lo más importante y esencial es soltar la esperanza y el temor. Reconocer que tanto las expectativas como los temores exagerados, incontrolados, asfixian nuestro potencial y perturban nuestro potencial y bienestar; añaden rigidez a nuestra mente y limitan nuestras posibilidades, en un círculo vicioso en el que la esperanza es alimentada por el miedo y el miedo por la esperanza. Para romper este ciclo, hemos de relajarnos y encontrar un espacio más amplio. La esperanza y el miedo resultan de no ser capaces de apreciar lo que tenemos, de nuestros logros. Por tanto, en esta fase, vamos desarrollando una inteligencia mayor (prajña, en sánscrito, "conocimiento superior" o "el mejor conocimiento"). "Con prajña, podemos frustrar los planes de nuestra mente paranoica con sabiduría, disminuyendo su propensión a dar vueltas e irse a situaciones hipotéticas de esperanza y miedo. Por eso correr más allá de nuestros límites convencionales ayuda a expandir la mente. Utilizamos nuestras carreras garuda para trabajar con la mente y pillarla en falso antes de que se lance a ciclos de esperanza y miedo."
  • En esta práctica de superación, hemos de reconocer nuestras cualidades positivas: "Con  una esperanza excesiva, empezamos a menospreciar lo que hemos alcanzado. Podemos llegar a sentirnos incompetentes y tener miedo de no conseguir más. Este miedo empequeñece nuestros logros y espolea nuestra esperanza. Aquí "esperanza" significa la sensación de nos ser lo suficientemente valioso." Menospreciándonos no vamos más allá de la esperanza y del miedo. Así que, en lugar de eso, lo que necesitamos es motivarnos, inspirarnos. Lo que nos lleva a la práctica de la visualización, que sigue la teoría de que "eres lo que piensas" (en un sentido positivo, como negativo). Visualizamos la carrera, el recorrido, las sensaciones, las características del trayecto, la meta... de manera realista, sin fantasear, imitando lo que es factible hacer. Usar la visualización, no para recrearte, sino para ampliar tu potencial. Esa es la clave: enfocarte en lo positivo, miestras observas cómo y dónde mejorar. Esta técnica y práctica te ayuda mucho para afrontar el miedo, los temores.
  • Obviamente, el temor se nos presenta, por ejemplo, cuando tenemos miedo de no lograr nuestro objetivo en una carrera, sobretodo cuando la meta no es realista, cuando no se corresponde con la realidad de nuestra forma física y preparación. Aquí sí que hay razones para tener miedo. Por tanto, abordar nuestra expectativa y nuestra esperanza poco realista será lo primero que hará disminuir nuestro miedo. Esto es lo más sensato. Lo que quiere decir que, experimentando nuestra salud natural y respetándonos cómo somos, es decir, respetando nuestra autoestima, disminuimos el temor, aminoramos nuestro miedo.
  • "La propia esperanza es una embaucadora. Sentimos que nos acerca a lo que queremos, cuando en realidad nos está apartando de ello." Nos mantiene en la ilusión de un estado del ser futuro. Nos vemos ganando la carrera, consiguiendo nuestra MMP (mejor marca personal). El miedo significa que no disponemos de sabiduría suficiente, de conocimiento, que veamos el objetivo a través del temor y no objetivamente, realmente, empujándonos a acciones instintivas o irracionales.
  • "Para los atletas, el miedo suele estar relacionado con el apego." Nos aferramos y agarramos a nuestro cuerpo, temiendo perder nuestro estado de forma física, como también de sufrir lesiones. este apego, por sí mismo, no es nada beneficioso, porque -básicamente- hace que nos obsesionemos, cuando lo cierto es que nuestra forma física estará cambiando constantemente, mejorando y empeorando en diversas ocasiones y etapas. Pero, agravar ese miedo, ese temor, preocupándonos anticipadamente, no nos servirá de ninguna ayuda. "No es de extrañar que los corredores se aferren a sus sueños atléticos, igual que los eruditos se aferran a su conocimiento y posición." Solo viendo lo que les da ventaja, apegándose a ella, causa un agotameinto a la mente. "Es un tipo de esperanza en que uno depende de una versión idealizada de uno mismo." Y, cuánto mayor es el apego, mayor es también la oscilación entre esperanza y miedo. Lo que provoca un estragos en el cuerpo, agotándonos. Después de un intenso periodo de entrenamiento, la esperanza puede llegar a agotarnos. Luego puede ocurrir que dejemos de entrenar y que engordemos, cayendo precisamente en lo que temíamos. Cuando la esperanza y la obsesión son excesivas, nos agotamos tanto con tanto apego, con tanto aferramiento, y acabamos abandonando. Así que engordamos, perdemos salud y nuestra forma física.
    "Es inevitable albergar cierta esperanza y miedo, pero cuando se vuelven excesivos, pueden resultar mental y físicamente desestabilizadores." Para ello, con la inteligencia y la valoración precisa del garuda, con los pies sobre la tierra, nos proporcionamos libertad y equilibrio para superar esperanzas y miedos, para ir más allá de estos extremos. Dice Sakyong Mipham que "el miedo es no creer en nuestra bondad fundamental" y que "la esperanza es no estar seguros de que existe". Como bondad fundamental y como esperanza hemos de entender nuestra capacidad natural, nuestras cualidades y dudar de ellas, de lo que podemos ser capaces si nos esforzamos adecuadamente. Hay una esperanza también en la que se manifiesta la insatisfacción con lo que tenemos. Y un miedo a ser incapaz de manejar lo que no tenemos. "Romper ese ciclo es desmesurado, y ese es el don del garuda."
    3. Espontaneidad
  • "Nunca sabemos lo que ocurrirá. Estar vivos es estar presentes. Espontáneo significa "imprevisto e inmediato". No es posible planear una actividad espontánea; es cuestión de estar presente en el momento y dejar que suceda." Por lo que se refiere a correr, la espontaneidad da energía a la carrera; en la meditación, la espontaneidad ofrece frescura a la mente. Lo irónico es que, como practicantes del estado de presencia (atención plena, mindfulness), nuestra práctica debería ser siempre fresca, inspiradora; sin embargo, como seres de costumbres que somos, la convertimos en mecánica y estandarizada, abandonando la espontaneidad. "La espontaneidad genuina sirve para recordarnos nuestro propósito original."
  • "Al crear una base, utilizamos nuestra rutina para cimentar las cualidades positivas del cuerpo y de la mente: corriendo, eso se traduce en fuertes huesos y músculos, y en la meditación, en atención plena (mindfulness) y conciencia. Necesitamos ese fundamento a fin de utilizar esas actividades (correr y meditar) como base para la forma física, la salud, la paz y la sabiduría. Tanto al meditar como al correr, necesitamos ser constantes a fin de crear una base, un fundamento." Lo mismo que hemos de guardar un sano equilibrio en crear esta disciplina, esta base, y ser cuidadosos en no caer en la rutina, perdiendo inspiración, espontaneidad, y que ésto nos agote. En la práctica de la meditación eso se conoce como "sobrecargar el antídoto".
  • El olvido, la inconstancia o el desorden también nos sabotean nuestras prácticas, como meditadores y como corredores. Si abandonamos el propósito de nuestro adiestramiento, dejamos de estar inspirados y empezamos a perder la base, perdemos forma, el cuerpo se estresa, como también la mente. En esta fase del garuda, aunque entrenemos por los mismos lugares, a las mismas horas, con la misma gente... corremos con una mente espontánea, abierta a la experiencia, a las novedades que se puedan presentar, disfrutando de esta apertura y espontaneidad. Esta actitud nos puede hacer sentir renovados en nuestro propósito, puede cambiar nuestra motivación, aportando nueva energía y sacándonos de la rutina, ampliando nuestra perspectiva. "Así es como el garuda va más allá de la esperanza y el miedo."
 4. Una mente como el cielo 

  •  Hay carreras de montaña -cortas, medias, trails o ultratrails- en las que nos sentimos inmersos con el entorno, en simbiosis y armonía con el espacio natural. Momentos en los que lo percibimos todo. Sabiendo dónde estamos y sin que nada nos distraiga. Nuestra mente está relajada, ligera, clara, presente, lista, sensible a cualquier cosa y preparada para responder a cualquier movimiento, a mantener este equilibrio. Esta mente, en tibetano, se la conoce como "meditación en acción" (o selwa: "conciencia y claridad"). Es como si no quisiéramos ir a ningún sitio en particular. Fluimos con el espacio y en el entorno, se nos presente lo que se nos presente. Y, como no comparamos esta situación y estas sensaciones con ningunas otras del pasado, ni se desea nada para el futuro, no exista nada que pueda llamarse aburrimiento. Al contrario, nos sentimos plenos, dichosos, con una profunda satisfacción. Dice Sakyong Mipham que aquí "se trata del contentamiento del tigre, el deleite del león y la libertad y equilibrio del garuda." Y que se trata también de las "cualidades naturales de la mente" que vamos experimentando debido a nuestra práctica. Como muchos corredores experimentan este nivel de claridad y precisión, generalmente se le ha calificado como la "euforia del corredor", a falta de un término mejor, inducida físicamente por las endorfinas. "Existe una correlación directa entre esfuerzo físico y alivio mental."
  • La claridad mental de la que hablamos no es resultado de la actividad física, sino que LA MENTE ES CLARIDAD. La mente es vasta como el espacio, su naturaleza es como el cielo. "El estrés y la agitación son como nubes." Dice Sakyong: "Si no ves el cielo a menudo y de repente asoma entre las nubes, su claridad pudiera parecerte una anormalidad, pero sabemos que se trata del cielo. Del mismo modo, cuando la práctica de la meditación permite que la mente natural asome entre las nubes del pensamiento discursivo y las preocupaciones, lo que estamos observando es la claridad innata, la conciencia y la dicha de la mente." Y, por lo que respecta a la práctica habitual: "Cuánto más nos familiarizamos con esa conciencia y gozo, más se convierten en nuestro continuo mental. Pero si la impregnamos con el hábito o la ansiedad y la preocupación, entonces eso es lo que se convierte en el continuo mental. La diferencia entre estrés y claridad es que la claridad es inherente, increada. Por muchos días nublados que tengamos, tras las nubes está el cielo despejado, azul y luminoso." Lo que se está señalando, una y otra vez, es la naturaleza de la mente -que ya es perfecta de por sí- y nuestros hábitos mentales, aquello que hacemos con ella: acostumbrarla al estrés, las preocupaciones, el malestar, etc. o llevarla a estados de claridad, gozo, presencia y consciencia.
  • "Somos como la Madre Naturaleza: creamos condiciones meteorológicas al distraernos, irritarnos, encolerizarnos y estresarnos. También somos como el hombre del tiempo, hablando constantemente de ello y de cómo pudiera cambiar. Al igual que el hombre del tiempo, que cuenta con una sensación intuitiva de cuándo finalizará la tormenta, también nosotros sabemos que cuando el tiempo se despeje, aparecerán la claridad y la luminosidad originales de la mente, y que hará un día precioso. Precioso significa "atractivo y equilibrado", algo que describe muy bien la cualidad natural de la mente." (S. M.)
5. Valoración precisa


  "La belleza es una de las cualidades innatas de la mente" recordando S. Mipham al maestro indio Shantideva (siglo VII de n. E.C., nuestra Era Común). Otro aspecto de la belleza es el conocimiento.
  • Esa consciencia de belleza exterior (el entorno que recorremos), como la conciencia interna de la experiencia que tenemos, refleja este nivel del adiestramiento del garuda: su amplia panorámica. "Reconocer la belleza de nuestra experiencia es conciencia. La palabra conciencia quiere decir "conocimiento de algo". Lo más bello que puede conocerse es que la mente es clara y radiante de manera natural. Esta "valoración precisa" o "mejor conocimiento" se llama prajña (en sánscrito). La conciencia y la percatación de la prajña cobran cada vez más importancia a lo largo del viaje meditativo. Conocer la verdad sobre cómo son las cosas nos permite soportar muchas dificultades. No saber qué es verdad -u olvidarnos de la bondad fundamental de la mente- suele hacer descarrilar al meditador. De la misma manera, olvidar lo saludable que es correr para el cuerpo y la mente suele hacer descarrilar a muchos corredores." Este conocimiento de la claridad de la mente es fundamental, tanto para la práctica del corredor como del meditador, nos señala S. Mipham, puesto que "Saber que el estado natural de mente es conciencia y claridad es la clave para aplicar la mente meditativa a nuestro correr, así como a otras actividades. Este "mejor conocimiento" es el que transforma el correr, pasando de ser un espectro vacilante de altibajos emocionales a un periplo de autoconciencia."
  • Una advertencia: "tendemos a estar en Babia en nuestra forma de correr, como una distracción, alejando la mente de la actividad física que desarrollamos. Cuando esto sucede, es que el cuerpo y la mente se han separado. No tenemos un matrimonio feliz. El cuerpo se ha quedado en la cocina lavando los platos mientras que la mente se ha ido a la sala de estar a ver la televisión." Esto es justo lo contrario de lo que estamos hablando.
  • "Cuando aplicamos la mente meditativa, cuando la mente empieza a relajarse en la conciencia de sí misma, recibe la ayuda de la atención plena. Contamos con el equilibrio adecuado entre estar demasiado centrados y demasiado poco. A diferencia del entorno contenido de la meditación sentada, durante el transcurso de una carrera al aire libre podemos hallarnos en un entorno nuevo a cada segundo. Nuestro objeto de atención puede cambiar según el mismo, dependiendo del entorno y de cómo nos sintamos. Al principio podemos enfocarnos en la respiración, para luego pasar al movimiento de los pies. Luego nuestro foco puede trasladarse al campo visual: vemos un árbol, una piedra, un coche. Trasladar nuestra meditación de un objeto a otro no debería considerarse una distracción, sino más bien, que estamos cambiando el foco. Aplicamos la atención necesaria a lo que estamos haciendo, pero no la forzamos. desde esta perspectiva, disponemos de una autocvonciencia del cuerpo moviéndose a través del espacio. Visualmente, mantenemos la mirada relajada. está presente una sensación constante de regresar a donde estamos. Se trata de la sensación de ocupar la mente con lo que hacemos, sin mostrarnos demasiado críticos. En ese cómodo equilibrio hallamos la libertad para ir más allá."
  • "En la fase del garuda, el objeto de nuestra meditación es la propia atención plena. Nuestra atención descansa en la experiencia de la mente totalmente presente, conocedora y consciente. (...) La mente se siente plena y dentro de sí misma. Cuando sucede eso, hay poco pensamiento discursivo, La mente no está distraída, sino presente."
  • "En cierto sentido, fomentar la atención plena (mindfulness) es una técnica avanzada: estamos utilizando el poder de mente para guiar a la propia mente. Sin embargo, también es fácil estar presente mientras se corre porque correr fomenta, en muchos sentidos, que estemos atentos. Por ello creo que esta técnica de atención plena le resultará natural y agradable al meditador corredor."
  • "A fin de utilizar la atención plena como un objeto, el meditador corredor ha de contar con cierta comprensión y experiencia acerca de la sensación que produce la atención plena." Has de familiarizarte, poco a poco, tanto en meditación sentado, primero, como corriendo después. Hay que tener en cuenta también que, para ello, hemos de sentirnos cómodos con nuestros entornos, puesto que serán más favorecedores para entrar en atención plena, tanto la habitación como el espacio exterior por donde corramos; y, si son naturales, mucho mejor, porque nos será más fácil y motivador.
  • La clave para esta meditación y práctica es saber QUÉ ES LA ATENCIÓN PLENA. "Una vez que la meditación aporte confianza a tu mente, podrás practicar mindfulness en casi todas las circunstancias. Sentirás cierta ecuanimidad incluso en entornos complicados (como en situaciones difíciles). Cuando no te sientes amenazado ni seducido por distracciones externas, puedes relajarte de manera natural en casi todas partes, descansando en una consciencia más profunda y en una mente más atenta, porque estás más presente." (...) "Encontrar el lugar en el que nos sintamos cómodamente equilibrados alivia el aburrimiento de correr, que suele ser resultado de una falta de amor propio y de compararse demasiado. El aburrimiento tiene una escala de intereses, y una relación directa con la autoestima" (cuando no consideramos que nuestra práctica merezca atención y nos desinteresamos de ella), como también el aburrimiento puede estar relacionado con el orgullo (cuando consideramos indigna alguna dificultad o contratiempo que se nos presenta).
  • Cuando corremos con una mente meditativa, adoptamos la actitud de que nuestra experiencia merece la pena, de que merece nuestra atención y consideración, sin compararla con otras experiencias, propias o ajenas, ni con recuerdos pasados, ni con fantasías futuras. Al contrario, mantenemos un sano humor relajado y disfrutamos mucho más de la experiencia presente. "El aprecio y la autoestima son pues buenas cualidades que deberían cultivar los corredores competitivos como alternativas al impulso de la ambición. Cuentan con la capacidad de hacernos avanzar más."
  • "Uno de los beneficios de estas carreras es que corremos sin ambición. Como básicamente correr es un deporte orientado hacia la consecución de metas, en esta fase del correr, podemos prescindir de esta orientación. Parte de lo que nos permite carecer de un objetivo concreto en esta fase es una confianza inherente en nuestra forma física y capacidad. No tenemos necesidad de poenrnos a prueba. A estas alturas carece de importancia. En el pasado ya alcanzamos tantas metas que ahora la única meta es la carencia de ellas. Mentalmente, la fase del garuda significa correr sin esperanza ni temor, no correr constantemente con un objetivo. Correr de esta manera nos ayuda a estar más presentes."
  • "Cuando la ambición es nuestra principal motivación, acaba desequilibrándonos. Correr con autoestima elimina totalmente la necesidad de ser abiertamente arrogantes y humillar a los demás cuando no corren a nuestro nivel. De esta manera ahorramos energía. La autoestima nos permite incluso apreciar talentos de otros atletas sin sentirnos amenazados por ellos."
  • "Al irnos familiarizando con nuestra propia experiencia como corredores, y por lo tanto con cómo se siente nuestra mente, estaremos arraigando esa capacidad de estar presentes, despejados y con conocimiento. Al mantener un espacio meditativo equilibrado cuando corremos, podremos relajarnos y realizar una valoración precisa de lo que estamos haciendo. esa es la práctica del garuda."

6. No ir demasiado lejos

 
  • Durante esta fase desmesurada del entrenamiento del garuda, hemos de cuidarnos de NO IR DEMASIADO LEJOS. "El secreto del garuda es que su desmesura depende completamente de que tengamos los pies en el suelo. No debemos convertirnos en Ícaro, que voló demasiado cerca del sol y se le fundieron las alas con el calor. Correr demasiado lejos, o estar emocional y socialmente inasequibles, puede -con toda seguridad-, convertirse en un obstáculo, pues al hacerlo, nos quedamos sin fundamento. Podemos llegar a aislarnos de la familia y amigos." (Como también puede ocurrir con la meditación).
  • Por lo que se refiere a la práctica de meditación, a esos estados de ánimo extremos los calificamos también de temporales. Se caracterizan porque dan la impresión ilusoria de progreso. En este caso, si observamos que estamos menos sanos, menos disponibles, presentes o menos compasivos, entonces hemos de considerar que no hemos comprendido lo más esencial de nuestra práctica. Como en el correr: si corremos demasiado, podemos acabar exhaustos, consumidos, sin avanzar nada. Nos estábamos fortaleciendo y resulta que ahora nos estamos destrozando.
  • Estas experiencias desestabilizadoras son el resultado de diversos factores, muy a menudo originados por un orgullo sutil. Nos consideramos corredores o meditadores eficientes. ("Sabemos de qué va el asunto". Nos confiamos en exceso y dejamos de prestar atención a lo básico. "Vamos sobrados"). Ese orgullo, poco a poco, nos hace perder el rumbo. El fuerte deseo de nuevas experiencias, lo que otros no hayan experimentado, nos aisla, nos aleja de los demás. Incluso de la experiencia misma, intentado vanamente alcanzar experiencias sublimes.
  • ¿Cómo tendríamos que superar este obstáculo? Sencillamente poniendo otra vez los pies sobre la tierra, utilizando las técnicas básicas de la atención plena (o mindfulness) y la conciencia. Volver a encontrar nuestra orientación y nuestra motivación. Y estar alerta a estos obstáculos potenciales en nuestro camino.
  • "La atención plena y la conciencia nos permiten experimentar la libertad y el espacio de la carrera." Y, ya que en esta fase del garuda hemos alcanzado muchas metas y no necesitamos muchas más, este es el momento de relajarse. Porque corremos sencillamente porque disfrutamos con ello, porque poder correr es nuestra única ambición. Y lo hacemos con la naturalidad de los niños. Aunque hayamos avanzado mucho como corredores, como meditadores, las cualidades del león y del tigre hacen que mantengamos el contacto con la tierra, con la realidad. En las largas y audaces carreras, mantenemos nuestra atención de principio a fin, tanto con atención plena como con conciencia. "Incluso cuando te desafíes a ti mismo adentrándote en territorio desconocido, la referencia básica debería ser permanecer enfocado, consciente y relajado." Sakyong Mipham nos aconseja en este sentido cuando "puede que incluso tsientas algo de temor porque desconozcas el paraje. Obviamente, debes ir con cuidado. No participes en carreras potencialmente peligrosas, pero sí que conlleven cierta dificultad. Al mismo tiempo, mantén tu perspectiva amplia, incorporando atención plena y conciencia para realizar una valoración precisa de las condiciones sin ir demasiado lejos." Correr como un guerrero en la fase del garuda es ser audaz, valiente, osado, atrevido, decidido, intrépido... pero sin perder de vista el horizonte y poniendo los pies sobre la tierra.
7. Contemplación del garuda: amor y bondad

  •  En esta fase del garuda ampliamos nuestra mente, incluyendo a los demás. Una experiencia de acoger a familiares y amigos, de integrarlos en nuestro estado de alegría, de cariño y de buenos deseos por todos ellos.
  • Expresar amor y bondad por los demás les beneficia, como también nos afianza en nuestra propia felicidad. Redunda en nuestro propio beneficio. Dice Sakyong Mipham que "ese amor y esa bondad son innatos para la mente y el corazón humanos." Que, aunque los experimentamos temporalmente, "es algo que podemos cultivar". Como que, al igual que la libertad del garuda, también son incomensurables, ilimitados.
  • "A lo largo de los siglos, los meditadores han determinado que la raíz de la infelicidad, el sufrimiento y el estrés es básicamente el egocentrismo. Al realizar esta contemplación seguimos ocupándonos de nosotros mismos, desde luego, pero nuestra actitud se ha apartado de preguntarle al mundo: "¿Qué me haría feliz?" Cuando esperamos que las circunstancias externas nos aporten felicidad, estamos preparando el terreno para ir de desengaño en desengaño. El garuda vuela más allá de estos fromalismos y mezquindades."
  • Así pues, esencialmente, "la contemplación del garuda consiste en un profundo deseo de que los demás sean felices." Después de ajustar nuestra postura corporal y calmar la mente, dirigimos nuestra concentración en este amor y bondad. Primero pensamos en nuestros cercanos, amigos y familiares, extendiendo nuestro deseo de felicidad para todos ellos. A continuación, lo hacemos con los conocidos más distantes. Luego, seguimos ampliando con los desconocidos y vamos dándonos cuenta de que este deseo no tiene límites, de que "el amor es infinitamente ampliable", incluso hacia los enemigos, contrarios o cualquier ser complicado, difícil o claramente intolerable, violento... Este es el adiestramiento progresivo en nuestra capacidad innata, de mente y de corazón.
  • La contemplación sobre la compasión implica pensar en alguien que sufre, identificando ese sufrimiento que puede ser muy diverso. Inmediatamente, sentimos una cierta empatía, identificándonos, deseando que finalice ese padecimiento. Ese pensamiento es compasión. Ahí es donde hemos de familiarizarnos, habituarnos y desarrolarnos: adiestrándonos en esa compasión. Hasta hacerla parte de nuestra naturaleza.
  • ¿Cuál es el beneficio de esta contemplación? El mayor beneficio y más palpable es que nos hace expresar estas virtudes con mucha facilidad y fluidez en nuestras vidas. Es una manera muy potente de reforzar la mente, proporcionándole resistencia y felicidad, una dicha contagiosa. Como también de hacernos más y más resilientes, extrayendo poderosas fuerzas de la adversidad. Otro signo es la apertura, puesto que nos hacemos más compresivos. Nuestra mente se estresa mucho menos, acepta los contratiempos de la vida diaria y fluye con ellos extrayendo el punto positivo de cada obstáculo.
  • Por el contrario, si lo que estamos ejercitando son los "músculos" del enfado y la falta de consideración con los demás, no haremos otra cosa que ir aumentádolos más y más, hasta llegar a la animosidad, el desdén, la irritación. Todas esas emociones tóxicas que nos pasarán factura, que nos dejarán agotados, exhaustos.
  • "Estas contemplaciones sobre el amor y la compasión forman a la mente para que mire en otra dirección que mire más allá de pensar únicamente en nuestra propia buena forma y bienestar."