domingo, 16 de septiembre de 2018

Cómo empezar a

dar tus primeros pasos descalzo


  •  Anda descalzo por tu casa todo el tiempo que puedas. Cuanto más consciente seas de tus cualidades como descalzo, tanto mejor: tus ventajas y tus dificultades. No te agobies, porque todo tiene su proceso. ¡No se construyó Roma en un día! "Vivimos en la era de la prisa y la tontería..." cantaba Antonio Carmona de Ketama. Concédete este tiempo, porque en la intimidad de tu casa te será mucho más fácil y agradable. Multitud de pueblos y culturas de la Tierra se descalzan al entrar en casa o en lugares que consideran dignos de respeto.
  •  
  • El siguiente paso lo darás dispuesto a recorrer tu mundo. Estés cerca de un parque, playa, camino, prado o campo, será sencillamente andar primero descalzo por terreno natural. Es importante ésto: lo más natural posible. Sin que te importe mucho la época del año, sin castigarte, pero retándote contínuamente, todos los días, a andar un poco y sentir todas las irregularidades del suelo. Todo lo que pueda presentarse, sin huir de nada, sin temer hacerte daño, pero retándote. Poco a poco. Pasar de la intimidad de casa a recorrer el mundo tal como es.
  •  
  • Cuando hayas conseguido andar descalzo de esta manera, unos veinte o treinta minutos más o menos, espontáneamente te vendrá el impulso de trotar. Es más que posible que mucho antes y no será cuestión de "resistirte al impulso" sino de ir tanteando. Tal como hacías tras una lesión, que te impidió correr. Necesitarás varios meses -sí meses- de "rehabilitación descalcista". Es normal: ¡se han de alargar muchas estructuras, desde el pie, de toda la cadena muscular que hace que seas un ser humano bípedo! Y esto requiere de tu tiempo, paciencia, constancia, motivación y ganas. Pero, recuerda: reta, no castigues en exceso.
  •  
  • Apenas en un trimestre, te darás cuenta también de ciertos cambios sorprendentes: andarás distinto, más erguido, te dolerá menos la espalda y rechazarás más tiempo la silla -la enemiga silenciosa que hace más daño que nada a tu cuerpo-, querrás moverte más ¡y mejor! Además, algo que realmente te puede ayudar es combinar con algunos ejercicios sencillos y ancestrales: primero las sentadillas, luego -también poco a poco- ponerte de cuclillas, colgarte y sentir tu peso, hacer flexiones... y más. A partir de aquí, ayuda mucho controlar el tiempo sentado, alternar diferentes movimientos a lo largo del día como, por ejemplo, andar de puntillas, de talón y con el canto exterior del pie y otros ejercicios de fortalecimiento del pie.
  •  
  • Por último -y de momento-, confórmate con este proceso y empieza a disfrutar, con la misma pauta de ir retándote poco a poco, siempre sin castigarte en exceso. Aunque te resulte difícil, es mejor "quedarte con algo de hambre" ahora y no lamentar el tremendo error de querer ir mucho más deprisa de lo que eres realmente capaz. Tu fuerza, vitalidad, rapidez y resistencia se entrenan con tiempo y esfuerzo  continuado y no con tentativas discontinuas. Y, sobretodo, disfruta, disfruta y disfruta. Has "reconstruido" tu cuerpo para moverte como un ser humano.
  •  

martes, 4 de septiembre de 2018

CUATRO CONCEPTOS Y UNA CLAVE

BAREFOOT & MINIMALIST

 

TRANSICIÓN y ADAPTACIÓN: Llamamos transición minimalista al tiempo de adaptación que necesitamos para adiestrarnos en correr de una manera natural: es decir, con el mínimo calzado o descalzos.
Si ya hacemos algun deporte, será una adaptación distinta: nos tendremos que centrar más que nada en aquellas estructuras que se van a mover y alargar de manera diferente: cadenas musculares que van desde el dedo gordo del pie hasta la cadera por detrás de la pierna. No sólo los pies, puesto que están implicados los tendones de Aquiles, sóleos, isquios y, sobre todo fascia plantar y extensores de los dedos (empeine).
Cuando empezamos a correr (minimalista o no), lo primero a lo que nos adaptamos es a respirar. Necesitamos este tiempo de transición para pasar del sedentarismo al movimiento. 
La 1ª adaptación es siempre la cardio-respiratoria. La 2ª adaptación es muscular; la 3ª es tendinosa; y la 4ª es ósea. De manera que cada adaptación tiene su tiempo, su transición, hasta que llegue ese punto de maestría, en donde se equilibran y funcionan todas las adaptaciones a la vez, tras años de práctica continuada. Técnicamente, se habla de varios años para la mayoría de las personas. Los huesos, por ejemplo, tardan dos años mínimo. Sin  embargo, apenas se necesitan entre 60 y 90 días para poner un cuerpo normal a tono y en forma. Se ha de señalar igualmente que los ligamentos y fibras tendinosas necesitan, como mínimo, de varios meses para llegar a un buen tono.
Por lo tanto, transición significa tiempo de adaptación, que, como vemos, es distinto para cada tejido y sistema.

HOMEOSTASIS Y ENTROPÍA: Homeostasis es un término científico que nos lleva directamente a la idea de equilibrio o, mejor aún, a la tendencia hacia el equilibrio. Una propiedad natural de los organismos vivos que tiende siempre a equilibrarse, a estabilizarse, entre su condición interna y el medio externo. Un sistema de autorregulación de los seres vivos. Por ejemplo, la aclimatación a la altura o a condiciones atmosféricas, temperatura y humedad formarían parte de la adaptación a correr en altura, en climas húmedos, en desiertos, etc. Una reacción homeostática reguladora del ser humano al correr, por ejemplo, es sudar para mantener un frescor necesario. Otro, muy importante: el índice glucémico, el nivel de azúcar en sangre como regulador energético. Y así, podríamos continuar, ya que la homeostasis es la base principal del buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico, de nuestra salud.
¿Y la entropía"A mayor entropía, menor calidad de la energía y mayor tendencia al caos." Si el desgaste que sufrimos es mayor que nuestra capacidad de reequilibrarnos -nuestra capacidad de autoregularnos, la homeostasis de nuestro organismo-, entramos en terreno peligroso, desajustando nuestros mecanismos biológicos de supervivencia.


En resumen, lo que más nos interesa a la hora de comenzar este camino hacia el minimalismo es que lo habremos de hacer progresando en calidad y cantidad entre estos cuatro conceptos. La práctica, las sensaciones y el biofeedback (o retroalimentación) y la integración de nuestras adaptaciones darán la medida de nuestra satisfacción y mejora como corredores minimalistas. Para ello, una clave en dos líneas nos puede servir de gran recordatorio en todo el proceso: NO MUY LEJOS, NO MUY RÁPIDO. La distancia y la velocidad que corramos crearán un diálogo entre nuestro organismo y nuestro esfuerzo. Será de importancia decisiva no imponernos distancias inalcanzables cuando estamos comenzando, como tampoco pretender correr más rápido que lo que nos "permita" nuestro organismo al completo. Tendremos que ir afinando como se hace con un instrumento musical de cuerda: ni en exceso, ni en defecto. Incrementando la práctica conforme podamos asumir el esfuerzo, sin pasarnos y sin que sea demasiado poco.


 Not too far.


Not too fast.