"Todo ha de ser lo más sencillo posible, pero no simple" (Albert Einstein)
A veces, nuestra intuición puede jugarnos una mala pasada, aunque la necesitamos muy a menudo, como una manera de sintonizar nuestro cuerpo y nuestra mente de manera automática.
En realidad podemos equivocarnos confundiendo intuición con nuestro deseo de mejora. Cuando nos pasa eso, podemos caer en "sabotear" nuestra mente y dejarnos llevar por una máxima peligrosa: "más es mejor". Más intensidad, más cantidad... Entrenar, correr, de esta manera tiene muchas probabilidades de forzar el cuerpo y provocar una lesión.
Necesitamos una voz de alerta que nos avise, entre la intuición i "otras voces", una lucecita que nos indique y nos prevenga de tal manera que no saboteemos nuestra propia autoconfianza. Creo que esta lucecita es la satisfacción. Cuando corremos y entrenamos con confianza y nos dejamos llevar por la satisfacción, divirtiéndonos, creamos un estado de flujo entre el esfuerzo y la relajación. Nos dejamos llevar por este estado y dejamos que vayan apareciendo todas nuestras aptitudes en el entrenamiento, como en la carrera. Veremos si esto es así.
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