viernes, 31 de octubre de 2014

Como va la mente, también va el cuerpo.

"Quando estoy corriendo bien, estoy feliz. Quando estoy feliz, voy corriendo bien"

(Ian Thompson)

 "Todo ha de ser lo más sencillo posible, pero no simple" (Albert Einstein)

A veces, nuestra intuición puede jugarnos una mala pasada, aunque la necesitamos muy a menudo, como una manera de sintonizar nuestro cuerpo y nuestra mente de manera automática.

En realidad podemos equivocarnos confundiendo intuición con nuestro deseo de mejora. Cuando nos pasa eso, podemos caer en "sabotear" nuestra mente y dejarnos llevar por una máxima peligrosa: "más es mejor". Más intensidad, más cantidad... Entrenar, correr, de esta manera tiene muchas probabilidades de forzar el cuerpo y provocar una lesión.

Necesitamos una voz de alerta que nos avise, entre la intuición i "otras voces", una lucecita que nos indique y nos prevenga de tal manera que no saboteemos nuestra propia autoconfianza. Creo que esta lucecita es la satisfacción. Cuando corremos y entrenamos con confianza y nos dejamos llevar por la satisfacción, divirtiéndonos, creamos un estado de flujo entre el esfuerzo y la relajación. Nos dejamos llevar por este estado y dejamos que vayan apareciendo todas nuestras aptitudes en el entrenamiento, como en la carrera. Veremos si esto es así.




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