miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Correr es una forma de meditación?

Fred Rohé, THE ZEN OF RUNNING.




      "Esta experiencia es una forma recién descubierta de meditación o un camino más, para que te descubras a tí mismo, así que te sugiero que alegremente, exhultantemente, realices una carrera corta. ( Corto podría ser 10 yardas ó 10 bloques - eso lo decides tú.) "

     "Realiza tu carrera en la zona donde más aire limpio que puedas encontrar. Ve con tan poca ropa como te sea posible, para que te repongas bañado por el sol y el aire."

    "Si hay una playa o un parque sin mucho cristal roto, corre con los pies desnudos. Esto te da un masaje en el pie que estimula todos las terminaciones nerviosas en las plantas de tus pies, que a su vez estimulan todos los órganos de tu cuerpo. Al ir con los pies desnudos también te conectas con la tierra, este contacto directo con la Gran Madre Tierra implica que se establece un equilibrio eléctrico entre tú y el planeta."

    Estas primeras frases de un singular texto, que cayó en mis manos hace muchos años, me cautivaron hasta el punto de entender que no había una sola forma de correr. Que había una forma de aprender a correr para cada persona. Que cada carrera era una experiencia. Y que, de toas las experiencias, se podían extraer lecciones, aprendizaje. Que cada carrera podía llegar a ser una pequeña obra de arte también. Y que, todas estas cosas, podrían pasar a ser una parte importante de mi vida, una razón y una forma de vida. Empecé a intuir un amplio y profundo significado, de profundo arraigo en el ser humano, en una especie que pobló toda la Tierra en infinidad de hábitats, climas y condiciones: la nuestra. Empecé a sentir que ese es un legado impresionante, hermoso: un regalo a generaciones que se han desplazado a pie por toda su superficie. Una Tierra heredada por los hijos que han de cuidar de ella.




    Entonces no había ni nacido el movimiento ecologista, pero estaba en trance de hacerlo. Eran los días de descubrir al economista E. F.  Schumacher "Lo pequeño es hermoso. (Por una sociedad y una técnica a la medida del hombre)" y vislumbrar lo que ahora, en estos tiempos, se engloba en una  filosofía y pensamiento minimalista.




    Fue el tiempo también de movimientos hippies, pacifistas, contracultura, vuelta a la Naturaleza, cultivos naturales, medicinas alternativas, arquitecturas con materiales del entorno, difusión de sabiduría oriental milenaria...




    Y a mi, como otros tantos millones de seres humanos nacidos por estas épocas, me quedó el correr como experiencia, como disfrute, como contacto conmigo mismo y con la Tierra.

    Poco a poco, la Ciencia ha ido constatando como realidades, como evidencias, lo que entonces parecían  o se tomaban como sueños psicodélicos de gente fumada... La ecología es necesaria y el cambio climático un desastre evidente que ha puesto en peligro de extinción la Vida sobre la Tierra. Los mayores venenos, los ingerimos todos los días en nuestras dietas, el aire y el agua que tomamos. El estrés y el consumo se apoderan de nuestro tiempo de vida. El mayor desequilibrio planetario es obra humana y aún no nos hemos decidido globalmente como especie a revertir esta locura...





   Y nos hemos puesto a correr también millones de seres humanos. Otra vez. Pero en esta ocasión no para ir a ningún lado. No para cambiar de paisajes y formas de vida. Sino para sentirnos vivos. Consciente o inconscientemente, nos movemos para sentirnos fuertes, para ser una especie que se mueve, como lo ha hecho durante más de dos millones de años.





    Apareció publicado en castellano el libro "Nacidos para correr", de Christopher McDougall, y volvimos en cierto modo a aquellas décadas mencionadas más arriba. Redescubrimos la sencillez del correr como una facultad humana y un regalo evolutivo sin necesidad de artificios, porque nuestro pie y nuestra construcción biológica ya estaba adaptada a esa función de desplazarnos deprisa. Y también algo más. Redescubrimos que, detrás, se vislumbraba una manera de vivir, una manera de pensar y sentir la Tierra bajo nuestros pies. Los rarámuri existían de verdad y tenían algo que mostrarnos: su humilde y hermosa verdad de la carrera a pie natural por las Barrancas del Cobre de las montañas mejicanas. Descubrimos qué es la caza por persistencia y que se trata de una hipótesis antropológica que da luz a la biomecánica y a diferentes estructuras de la fisiología humana en los bosquimanos africanos.





     Así que hemos vuelto a replantearnos cómo correr... No hacer otra cosa diferente para lo que la evolución nos ha traído hasta aquí, puesto que, básicamente, no somos tan diferentes de hace 2 millones de años. Y como dato curioso, los humanos somos buenos corredores de fondo, aunque no tan rápidos como muchos otros animales, ya que podemos correr durante varias horas a ritmo constante y la caza por persistencia nos ofrece una gran ventaja.

    Pero... vuelvo a plantearme la pregunta: ¿Correr es una forma de meditación?

    Quizá, ahora me planteo la pregunta al revés: viviendo con una mente despierta, hagas lo que hagas, en cualquier actividad o en quietud, ¿no puede ser una meditación contínua?


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