miércoles, 16 de mayo de 2018

CORRE COMO UN GUERRERO. 3. El adiestramiento del garuda.


EL ADIESTRAMIENTO DEL GARUDA


  1. Garuda
  2.  Más allá de la esperanza y el miedo
  3. Espontaneidad
  4. Una mente como el cielo
  5. Valoración precisa
  6. No ir demasiado lejos
  7. Contemplación del garuda: amor y bondad 

1. El Garuda



  • Entramos ahora en el tercer nivel del adiestramiento, tras haber creado nuestra base con atención plena y delicadeza en la fase del tigre, habernos afianzado en disciplina y saboreado sus logros en la fase del león. La fase del garuda es una etapa desmesurada en nuestro adiestramiento y formación como corredores y meditadores. Aquí nos encontramos preparados para desafiarnos como nunca lo hemos hecho, listos para poner en acción nuestras destrezas, para ir mucho más allá de nuestra "zona de confort".
  • Garuda es un ser intrépido, dispuesto a experimentar nuevos entornos, estímulos nuevos, frescos. En nuestra carrera significa afrontar nuevos retos contando con toda nuestra energía física y mental. Lo que no quiere decir que nos olvidemos de todo lo aprendido hasta aquí, sino todo lo contrario: integramos todo nuestro adiestramiento previo (nuestras fases de tigre y león), con el fin de superar limitaciones previas y alcanzar logros más altos. En nuestra meditación, por ejemplo, significa retarnos con sesiones más largas. Si antes eran de unos veinte minutos, ahora lo son de una hora o más. Por tanto, esta fase del garuda nos arrancará de la rutina y será conveniente plantearnos metas que representen desafíos, intrépidos pero inteligentes. Es decir, que sean razonablemente alcanzables, que nos lleven un punto más lejos de donde nos encontramos, algo más difícil pero no imposible. Cada cual debe saber cuándo es el momento en que está preparado para una gran prueba como es el maratón o un ultratrail, por ejemplo.
  • Dice Sankyong que "la palabra tibetana para "desmesurado" es p'hotso, que significa "cálculo determinado". En otras palabras: conocemos nuestros límites externos." Y que además, "esa desmesura incluye un buen juicio y, al mismo tiempo, un desafío."

2. Más allá de la esperanza y el miedo


  • Para entender correctamente lo que simboliza el garuda, además de representar autoridad y poder (como podrá ser en otras tradiciones el ave fénix o el águila), en la tradición tibetana representa igualmente equilibrio y libertad. Sus alas extendidas significan equilibrio entre antención focalizada y visión panorámica. Puede volar en todas las direcciones, con amplia perspectiva, calibrando cualquier situación que se le presente con gran precisión. Simboliza especialmente una liberación de los extremos comprendidos entre la esperanza y el temor, yendo más allá de expectativas y miedos, de lo que esperamos que suceda y del temor de que no sea así.
  • "Esperanza y miedo derivan de dos tipos de dolor: el dolor de no obtener lo que queremos y el dolor de obtener lo que no queremos."
  •  Tanto en el corredor como en el meditador, existe una experiencia similar respecto a la esperanza de obtener un resultado y el temor a no alcanzarlo. De aquí resulta de gran importancia saber y conocer cómo funciona nuestra mente con el dolor y el placer. Recordemos que nuestra mente es neutra. Según lo que percibe, reacciona. Cuando experimenta placer, no quiere que cabe nunca; cuando es al contrario, desea que acabe lo antes posible. Pero lo importante, en cualquier caso, sigue siendo la capacidad o la incapacidad de la mente de manejar tanto el placer como el dolor. Por ejemplo, cuando surge el dolor, tanto en la meditación como en la carrera, necesitamos sentir la diferencia entre el dolor en sí mismo y la incapacidad de la mente para manejarlo; o, por el contrario, nuestra capacidad para manejarlo.
  • En el caso del placer, la mente quiere perpetuarlo. En meditación, se conoce como la "seducción de los estados de calma" en la que el meditador quiere continuar indefinidamente en un estado de paz y tranquilidad, con apego al placer de estos estados mentales. En la carrera, se conoce como la "adicción al subidón del corredor". La mente se hace adicta al recibir más placer. Fuera de esto, cuando se acaba, podemos parecer deprimidos, contrariados o enfadados, porque no podemos controlar nuestro objeto de placer, nuestro estado mental. Tanto si corremos como si meditamos con esta motivación por el placer, estamos convirtiendo nuestra mente en adicta y, de algo natural, estamos convirtiendo una experiencia rica en un problema. Voluntaria e involuntariamente, vamos a sentir dolor y placer; pero, poder manejarlos simpre nos aportará una vida con más armonía y satisfacción.
  • No dejándonos seducir por el placer ni acobardar por el dolor, nos proporciona un equilibrio necesario para nuestra actividad saludable como corredores y como meditadores, como un sentido de independencia y autonomía. Una libertad que nos separa del ansia, la urgencia y la esperanza de obtener algo. Una esperanza angustiosa que nos hace sentir que siempre nos falta algo es señal de esta insatisfacción obsesiva. En este sentido, también nos podemos liberar del temor de estar contínuamente evitando situaciones dolorosas. Se trata de dos estados extremos que, llevándonos constantemente de la esperanza al miedo, nos conducen a una mente conflictiva, inestable. Tanto corriendo como meditando necesitamos justo lo contrario: mantener una concentración, determinación y un objetivo, una meta. Pero, si esta determinación y esa meta se nos convierten en una enfermedad, porque nos hacemos tan ambiciosos dejándonos llevar por esperanzas y temores, definitivamente acabarán por desestabilizar nuestro entrenamiento y nuestra práctica.
  • ¿Qué es lo fundamental en esta fase del garuda? Lo más importante y esencial es soltar la esperanza y el temor. Reconocer que tanto las expectativas como los temores exagerados, incontrolados, asfixian nuestro potencial y perturban nuestro potencial y bienestar; añaden rigidez a nuestra mente y limitan nuestras posibilidades, en un círculo vicioso en el que la esperanza es alimentada por el miedo y el miedo por la esperanza. Para romper este ciclo, hemos de relajarnos y encontrar un espacio más amplio. La esperanza y el miedo resultan de no ser capaces de apreciar lo que tenemos, de nuestros logros. Por tanto, en esta fase, vamos desarrollando una inteligencia mayor (prajña, en sánscrito, "conocimiento superior" o "el mejor conocimiento"). "Con prajña, podemos frustrar los planes de nuestra mente paranoica con sabiduría, disminuyendo su propensión a dar vueltas e irse a situaciones hipotéticas de esperanza y miedo. Por eso correr más allá de nuestros límites convencionales ayuda a expandir la mente. Utilizamos nuestras carreras garuda para trabajar con la mente y pillarla en falso antes de que se lance a ciclos de esperanza y miedo."
  • En esta práctica de superación, hemos de reconocer nuestras cualidades positivas: "Con  una esperanza excesiva, empezamos a menospreciar lo que hemos alcanzado. Podemos llegar a sentirnos incompetentes y tener miedo de no conseguir más. Este miedo empequeñece nuestros logros y espolea nuestra esperanza. Aquí "esperanza" significa la sensación de nos ser lo suficientemente valioso." Menospreciándonos no vamos más allá de la esperanza y del miedo. Así que, en lugar de eso, lo que necesitamos es motivarnos, inspirarnos. Lo que nos lleva a la práctica de la visualización, que sigue la teoría de que "eres lo que piensas" (en un sentido positivo, como negativo). Visualizamos la carrera, el recorrido, las sensaciones, las características del trayecto, la meta... de manera realista, sin fantasear, imitando lo que es factible hacer. Usar la visualización, no para recrearte, sino para ampliar tu potencial. Esa es la clave: enfocarte en lo positivo, miestras observas cómo y dónde mejorar. Esta técnica y práctica te ayuda mucho para afrontar el miedo, los temores.
  • Obviamente, el temor se nos presenta, por ejemplo, cuando tenemos miedo de no lograr nuestro objetivo en una carrera, sobretodo cuando la meta no es realista, cuando no se corresponde con la realidad de nuestra forma física y preparación. Aquí sí que hay razones para tener miedo. Por tanto, abordar nuestra expectativa y nuestra esperanza poco realista será lo primero que hará disminuir nuestro miedo. Esto es lo más sensato. Lo que quiere decir que, experimentando nuestra salud natural y respetándonos cómo somos, es decir, respetando nuestra autoestima, disminuimos el temor, aminoramos nuestro miedo.
  • "La propia esperanza es una embaucadora. Sentimos que nos acerca a lo que queremos, cuando en realidad nos está apartando de ello." Nos mantiene en la ilusión de un estado del ser futuro. Nos vemos ganando la carrera, consiguiendo nuestra MMP (mejor marca personal). El miedo significa que no disponemos de sabiduría suficiente, de conocimiento, que veamos el objetivo a través del temor y no objetivamente, realmente, empujándonos a acciones instintivas o irracionales.
  • "Para los atletas, el miedo suele estar relacionado con el apego." Nos aferramos y agarramos a nuestro cuerpo, temiendo perder nuestro estado de forma física, como también de sufrir lesiones. este apego, por sí mismo, no es nada beneficioso, porque -básicamente- hace que nos obsesionemos, cuando lo cierto es que nuestra forma física estará cambiando constantemente, mejorando y empeorando en diversas ocasiones y etapas. Pero, agravar ese miedo, ese temor, preocupándonos anticipadamente, no nos servirá de ninguna ayuda. "No es de extrañar que los corredores se aferren a sus sueños atléticos, igual que los eruditos se aferran a su conocimiento y posición." Solo viendo lo que les da ventaja, apegándose a ella, causa un agotameinto a la mente. "Es un tipo de esperanza en que uno depende de una versión idealizada de uno mismo." Y, cuánto mayor es el apego, mayor es también la oscilación entre esperanza y miedo. Lo que provoca un estragos en el cuerpo, agotándonos. Después de un intenso periodo de entrenamiento, la esperanza puede llegar a agotarnos. Luego puede ocurrir que dejemos de entrenar y que engordemos, cayendo precisamente en lo que temíamos. Cuando la esperanza y la obsesión son excesivas, nos agotamos tanto con tanto apego, con tanto aferramiento, y acabamos abandonando. Así que engordamos, perdemos salud y nuestra forma física.
    "Es inevitable albergar cierta esperanza y miedo, pero cuando se vuelven excesivos, pueden resultar mental y físicamente desestabilizadores." Para ello, con la inteligencia y la valoración precisa del garuda, con los pies sobre la tierra, nos proporcionamos libertad y equilibrio para superar esperanzas y miedos, para ir más allá de estos extremos. Dice Sakyong Mipham que "el miedo es no creer en nuestra bondad fundamental" y que "la esperanza es no estar seguros de que existe". Como bondad fundamental y como esperanza hemos de entender nuestra capacidad natural, nuestras cualidades y dudar de ellas, de lo que podemos ser capaces si nos esforzamos adecuadamente. Hay una esperanza también en la que se manifiesta la insatisfacción con lo que tenemos. Y un miedo a ser incapaz de manejar lo que no tenemos. "Romper ese ciclo es desmesurado, y ese es el don del garuda."
    3. Espontaneidad
  • "Nunca sabemos lo que ocurrirá. Estar vivos es estar presentes. Espontáneo significa "imprevisto e inmediato". No es posible planear una actividad espontánea; es cuestión de estar presente en el momento y dejar que suceda." Por lo que se refiere a correr, la espontaneidad da energía a la carrera; en la meditación, la espontaneidad ofrece frescura a la mente. Lo irónico es que, como practicantes del estado de presencia (atención plena, mindfulness), nuestra práctica debería ser siempre fresca, inspiradora; sin embargo, como seres de costumbres que somos, la convertimos en mecánica y estandarizada, abandonando la espontaneidad. "La espontaneidad genuina sirve para recordarnos nuestro propósito original."
  • "Al crear una base, utilizamos nuestra rutina para cimentar las cualidades positivas del cuerpo y de la mente: corriendo, eso se traduce en fuertes huesos y músculos, y en la meditación, en atención plena (mindfulness) y conciencia. Necesitamos ese fundamento a fin de utilizar esas actividades (correr y meditar) como base para la forma física, la salud, la paz y la sabiduría. Tanto al meditar como al correr, necesitamos ser constantes a fin de crear una base, un fundamento." Lo mismo que hemos de guardar un sano equilibrio en crear esta disciplina, esta base, y ser cuidadosos en no caer en la rutina, perdiendo inspiración, espontaneidad, y que ésto nos agote. En la práctica de la meditación eso se conoce como "sobrecargar el antídoto".
  • El olvido, la inconstancia o el desorden también nos sabotean nuestras prácticas, como meditadores y como corredores. Si abandonamos el propósito de nuestro adiestramiento, dejamos de estar inspirados y empezamos a perder la base, perdemos forma, el cuerpo se estresa, como también la mente. En esta fase del garuda, aunque entrenemos por los mismos lugares, a las mismas horas, con la misma gente... corremos con una mente espontánea, abierta a la experiencia, a las novedades que se puedan presentar, disfrutando de esta apertura y espontaneidad. Esta actitud nos puede hacer sentir renovados en nuestro propósito, puede cambiar nuestra motivación, aportando nueva energía y sacándonos de la rutina, ampliando nuestra perspectiva. "Así es como el garuda va más allá de la esperanza y el miedo."
 4. Una mente como el cielo 

  •  Hay carreras de montaña -cortas, medias, trails o ultratrails- en las que nos sentimos inmersos con el entorno, en simbiosis y armonía con el espacio natural. Momentos en los que lo percibimos todo. Sabiendo dónde estamos y sin que nada nos distraiga. Nuestra mente está relajada, ligera, clara, presente, lista, sensible a cualquier cosa y preparada para responder a cualquier movimiento, a mantener este equilibrio. Esta mente, en tibetano, se la conoce como "meditación en acción" (o selwa: "conciencia y claridad"). Es como si no quisiéramos ir a ningún sitio en particular. Fluimos con el espacio y en el entorno, se nos presente lo que se nos presente. Y, como no comparamos esta situación y estas sensaciones con ningunas otras del pasado, ni se desea nada para el futuro, no exista nada que pueda llamarse aburrimiento. Al contrario, nos sentimos plenos, dichosos, con una profunda satisfacción. Dice Sakyong Mipham que aquí "se trata del contentamiento del tigre, el deleite del león y la libertad y equilibrio del garuda." Y que se trata también de las "cualidades naturales de la mente" que vamos experimentando debido a nuestra práctica. Como muchos corredores experimentan este nivel de claridad y precisión, generalmente se le ha calificado como la "euforia del corredor", a falta de un término mejor, inducida físicamente por las endorfinas. "Existe una correlación directa entre esfuerzo físico y alivio mental."
  • La claridad mental de la que hablamos no es resultado de la actividad física, sino que LA MENTE ES CLARIDAD. La mente es vasta como el espacio, su naturaleza es como el cielo. "El estrés y la agitación son como nubes." Dice Sakyong: "Si no ves el cielo a menudo y de repente asoma entre las nubes, su claridad pudiera parecerte una anormalidad, pero sabemos que se trata del cielo. Del mismo modo, cuando la práctica de la meditación permite que la mente natural asome entre las nubes del pensamiento discursivo y las preocupaciones, lo que estamos observando es la claridad innata, la conciencia y la dicha de la mente." Y, por lo que respecta a la práctica habitual: "Cuánto más nos familiarizamos con esa conciencia y gozo, más se convierten en nuestro continuo mental. Pero si la impregnamos con el hábito o la ansiedad y la preocupación, entonces eso es lo que se convierte en el continuo mental. La diferencia entre estrés y claridad es que la claridad es inherente, increada. Por muchos días nublados que tengamos, tras las nubes está el cielo despejado, azul y luminoso." Lo que se está señalando, una y otra vez, es la naturaleza de la mente -que ya es perfecta de por sí- y nuestros hábitos mentales, aquello que hacemos con ella: acostumbrarla al estrés, las preocupaciones, el malestar, etc. o llevarla a estados de claridad, gozo, presencia y consciencia.
  • "Somos como la Madre Naturaleza: creamos condiciones meteorológicas al distraernos, irritarnos, encolerizarnos y estresarnos. También somos como el hombre del tiempo, hablando constantemente de ello y de cómo pudiera cambiar. Al igual que el hombre del tiempo, que cuenta con una sensación intuitiva de cuándo finalizará la tormenta, también nosotros sabemos que cuando el tiempo se despeje, aparecerán la claridad y la luminosidad originales de la mente, y que hará un día precioso. Precioso significa "atractivo y equilibrado", algo que describe muy bien la cualidad natural de la mente." (S. M.)
5. Valoración precisa


  "La belleza es una de las cualidades innatas de la mente" recordando S. Mipham al maestro indio Shantideva (siglo VII de n. E.C., nuestra Era Común). Otro aspecto de la belleza es el conocimiento.
  • Esa consciencia de belleza exterior (el entorno que recorremos), como la conciencia interna de la experiencia que tenemos, refleja este nivel del adiestramiento del garuda: su amplia panorámica. "Reconocer la belleza de nuestra experiencia es conciencia. La palabra conciencia quiere decir "conocimiento de algo". Lo más bello que puede conocerse es que la mente es clara y radiante de manera natural. Esta "valoración precisa" o "mejor conocimiento" se llama prajña (en sánscrito). La conciencia y la percatación de la prajña cobran cada vez más importancia a lo largo del viaje meditativo. Conocer la verdad sobre cómo son las cosas nos permite soportar muchas dificultades. No saber qué es verdad -u olvidarnos de la bondad fundamental de la mente- suele hacer descarrilar al meditador. De la misma manera, olvidar lo saludable que es correr para el cuerpo y la mente suele hacer descarrilar a muchos corredores." Este conocimiento de la claridad de la mente es fundamental, tanto para la práctica del corredor como del meditador, nos señala S. Mipham, puesto que "Saber que el estado natural de mente es conciencia y claridad es la clave para aplicar la mente meditativa a nuestro correr, así como a otras actividades. Este "mejor conocimiento" es el que transforma el correr, pasando de ser un espectro vacilante de altibajos emocionales a un periplo de autoconciencia."
  • Una advertencia: "tendemos a estar en Babia en nuestra forma de correr, como una distracción, alejando la mente de la actividad física que desarrollamos. Cuando esto sucede, es que el cuerpo y la mente se han separado. No tenemos un matrimonio feliz. El cuerpo se ha quedado en la cocina lavando los platos mientras que la mente se ha ido a la sala de estar a ver la televisión." Esto es justo lo contrario de lo que estamos hablando.
  • "Cuando aplicamos la mente meditativa, cuando la mente empieza a relajarse en la conciencia de sí misma, recibe la ayuda de la atención plena. Contamos con el equilibrio adecuado entre estar demasiado centrados y demasiado poco. A diferencia del entorno contenido de la meditación sentada, durante el transcurso de una carrera al aire libre podemos hallarnos en un entorno nuevo a cada segundo. Nuestro objeto de atención puede cambiar según el mismo, dependiendo del entorno y de cómo nos sintamos. Al principio podemos enfocarnos en la respiración, para luego pasar al movimiento de los pies. Luego nuestro foco puede trasladarse al campo visual: vemos un árbol, una piedra, un coche. Trasladar nuestra meditación de un objeto a otro no debería considerarse una distracción, sino más bien, que estamos cambiando el foco. Aplicamos la atención necesaria a lo que estamos haciendo, pero no la forzamos. desde esta perspectiva, disponemos de una autocvonciencia del cuerpo moviéndose a través del espacio. Visualmente, mantenemos la mirada relajada. está presente una sensación constante de regresar a donde estamos. Se trata de la sensación de ocupar la mente con lo que hacemos, sin mostrarnos demasiado críticos. En ese cómodo equilibrio hallamos la libertad para ir más allá."
  • "En la fase del garuda, el objeto de nuestra meditación es la propia atención plena. Nuestra atención descansa en la experiencia de la mente totalmente presente, conocedora y consciente. (...) La mente se siente plena y dentro de sí misma. Cuando sucede eso, hay poco pensamiento discursivo, La mente no está distraída, sino presente."
  • "En cierto sentido, fomentar la atención plena (mindfulness) es una técnica avanzada: estamos utilizando el poder de mente para guiar a la propia mente. Sin embargo, también es fácil estar presente mientras se corre porque correr fomenta, en muchos sentidos, que estemos atentos. Por ello creo que esta técnica de atención plena le resultará natural y agradable al meditador corredor."
  • "A fin de utilizar la atención plena como un objeto, el meditador corredor ha de contar con cierta comprensión y experiencia acerca de la sensación que produce la atención plena." Has de familiarizarte, poco a poco, tanto en meditación sentado, primero, como corriendo después. Hay que tener en cuenta también que, para ello, hemos de sentirnos cómodos con nuestros entornos, puesto que serán más favorecedores para entrar en atención plena, tanto la habitación como el espacio exterior por donde corramos; y, si son naturales, mucho mejor, porque nos será más fácil y motivador.
  • La clave para esta meditación y práctica es saber QUÉ ES LA ATENCIÓN PLENA. "Una vez que la meditación aporte confianza a tu mente, podrás practicar mindfulness en casi todas las circunstancias. Sentirás cierta ecuanimidad incluso en entornos complicados (como en situaciones difíciles). Cuando no te sientes amenazado ni seducido por distracciones externas, puedes relajarte de manera natural en casi todas partes, descansando en una consciencia más profunda y en una mente más atenta, porque estás más presente." (...) "Encontrar el lugar en el que nos sintamos cómodamente equilibrados alivia el aburrimiento de correr, que suele ser resultado de una falta de amor propio y de compararse demasiado. El aburrimiento tiene una escala de intereses, y una relación directa con la autoestima" (cuando no consideramos que nuestra práctica merezca atención y nos desinteresamos de ella), como también el aburrimiento puede estar relacionado con el orgullo (cuando consideramos indigna alguna dificultad o contratiempo que se nos presenta).
  • Cuando corremos con una mente meditativa, adoptamos la actitud de que nuestra experiencia merece la pena, de que merece nuestra atención y consideración, sin compararla con otras experiencias, propias o ajenas, ni con recuerdos pasados, ni con fantasías futuras. Al contrario, mantenemos un sano humor relajado y disfrutamos mucho más de la experiencia presente. "El aprecio y la autoestima son pues buenas cualidades que deberían cultivar los corredores competitivos como alternativas al impulso de la ambición. Cuentan con la capacidad de hacernos avanzar más."
  • "Uno de los beneficios de estas carreras es que corremos sin ambición. Como básicamente correr es un deporte orientado hacia la consecución de metas, en esta fase del correr, podemos prescindir de esta orientación. Parte de lo que nos permite carecer de un objetivo concreto en esta fase es una confianza inherente en nuestra forma física y capacidad. No tenemos necesidad de poenrnos a prueba. A estas alturas carece de importancia. En el pasado ya alcanzamos tantas metas que ahora la única meta es la carencia de ellas. Mentalmente, la fase del garuda significa correr sin esperanza ni temor, no correr constantemente con un objetivo. Correr de esta manera nos ayuda a estar más presentes."
  • "Cuando la ambición es nuestra principal motivación, acaba desequilibrándonos. Correr con autoestima elimina totalmente la necesidad de ser abiertamente arrogantes y humillar a los demás cuando no corren a nuestro nivel. De esta manera ahorramos energía. La autoestima nos permite incluso apreciar talentos de otros atletas sin sentirnos amenazados por ellos."
  • "Al irnos familiarizando con nuestra propia experiencia como corredores, y por lo tanto con cómo se siente nuestra mente, estaremos arraigando esa capacidad de estar presentes, despejados y con conocimiento. Al mantener un espacio meditativo equilibrado cuando corremos, podremos relajarnos y realizar una valoración precisa de lo que estamos haciendo. esa es la práctica del garuda."

6. No ir demasiado lejos

 
  • Durante esta fase desmesurada del entrenamiento del garuda, hemos de cuidarnos de NO IR DEMASIADO LEJOS. "El secreto del garuda es que su desmesura depende completamente de que tengamos los pies en el suelo. No debemos convertirnos en Ícaro, que voló demasiado cerca del sol y se le fundieron las alas con el calor. Correr demasiado lejos, o estar emocional y socialmente inasequibles, puede -con toda seguridad-, convertirse en un obstáculo, pues al hacerlo, nos quedamos sin fundamento. Podemos llegar a aislarnos de la familia y amigos." (Como también puede ocurrir con la meditación).
  • Por lo que se refiere a la práctica de meditación, a esos estados de ánimo extremos los calificamos también de temporales. Se caracterizan porque dan la impresión ilusoria de progreso. En este caso, si observamos que estamos menos sanos, menos disponibles, presentes o menos compasivos, entonces hemos de considerar que no hemos comprendido lo más esencial de nuestra práctica. Como en el correr: si corremos demasiado, podemos acabar exhaustos, consumidos, sin avanzar nada. Nos estábamos fortaleciendo y resulta que ahora nos estamos destrozando.
  • Estas experiencias desestabilizadoras son el resultado de diversos factores, muy a menudo originados por un orgullo sutil. Nos consideramos corredores o meditadores eficientes. ("Sabemos de qué va el asunto". Nos confiamos en exceso y dejamos de prestar atención a lo básico. "Vamos sobrados"). Ese orgullo, poco a poco, nos hace perder el rumbo. El fuerte deseo de nuevas experiencias, lo que otros no hayan experimentado, nos aisla, nos aleja de los demás. Incluso de la experiencia misma, intentado vanamente alcanzar experiencias sublimes.
  • ¿Cómo tendríamos que superar este obstáculo? Sencillamente poniendo otra vez los pies sobre la tierra, utilizando las técnicas básicas de la atención plena (o mindfulness) y la conciencia. Volver a encontrar nuestra orientación y nuestra motivación. Y estar alerta a estos obstáculos potenciales en nuestro camino.
  • "La atención plena y la conciencia nos permiten experimentar la libertad y el espacio de la carrera." Y, ya que en esta fase del garuda hemos alcanzado muchas metas y no necesitamos muchas más, este es el momento de relajarse. Porque corremos sencillamente porque disfrutamos con ello, porque poder correr es nuestra única ambición. Y lo hacemos con la naturalidad de los niños. Aunque hayamos avanzado mucho como corredores, como meditadores, las cualidades del león y del tigre hacen que mantengamos el contacto con la tierra, con la realidad. En las largas y audaces carreras, mantenemos nuestra atención de principio a fin, tanto con atención plena como con conciencia. "Incluso cuando te desafíes a ti mismo adentrándote en territorio desconocido, la referencia básica debería ser permanecer enfocado, consciente y relajado." Sakyong Mipham nos aconseja en este sentido cuando "puede que incluso tsientas algo de temor porque desconozcas el paraje. Obviamente, debes ir con cuidado. No participes en carreras potencialmente peligrosas, pero sí que conlleven cierta dificultad. Al mismo tiempo, mantén tu perspectiva amplia, incorporando atención plena y conciencia para realizar una valoración precisa de las condiciones sin ir demasiado lejos." Correr como un guerrero en la fase del garuda es ser audaz, valiente, osado, atrevido, decidido, intrépido... pero sin perder de vista el horizonte y poniendo los pies sobre la tierra.
7. Contemplación del garuda: amor y bondad

  •  En esta fase del garuda ampliamos nuestra mente, incluyendo a los demás. Una experiencia de acoger a familiares y amigos, de integrarlos en nuestro estado de alegría, de cariño y de buenos deseos por todos ellos.
  • Expresar amor y bondad por los demás les beneficia, como también nos afianza en nuestra propia felicidad. Redunda en nuestro propio beneficio. Dice Sakyong Mipham que "ese amor y esa bondad son innatos para la mente y el corazón humanos." Que, aunque los experimentamos temporalmente, "es algo que podemos cultivar". Como que, al igual que la libertad del garuda, también son incomensurables, ilimitados.
  • "A lo largo de los siglos, los meditadores han determinado que la raíz de la infelicidad, el sufrimiento y el estrés es básicamente el egocentrismo. Al realizar esta contemplación seguimos ocupándonos de nosotros mismos, desde luego, pero nuestra actitud se ha apartado de preguntarle al mundo: "¿Qué me haría feliz?" Cuando esperamos que las circunstancias externas nos aporten felicidad, estamos preparando el terreno para ir de desengaño en desengaño. El garuda vuela más allá de estos fromalismos y mezquindades."
  • Así pues, esencialmente, "la contemplación del garuda consiste en un profundo deseo de que los demás sean felices." Después de ajustar nuestra postura corporal y calmar la mente, dirigimos nuestra concentración en este amor y bondad. Primero pensamos en nuestros cercanos, amigos y familiares, extendiendo nuestro deseo de felicidad para todos ellos. A continuación, lo hacemos con los conocidos más distantes. Luego, seguimos ampliando con los desconocidos y vamos dándonos cuenta de que este deseo no tiene límites, de que "el amor es infinitamente ampliable", incluso hacia los enemigos, contrarios o cualquier ser complicado, difícil o claramente intolerable, violento... Este es el adiestramiento progresivo en nuestra capacidad innata, de mente y de corazón.
  • La contemplación sobre la compasión implica pensar en alguien que sufre, identificando ese sufrimiento que puede ser muy diverso. Inmediatamente, sentimos una cierta empatía, identificándonos, deseando que finalice ese padecimiento. Ese pensamiento es compasión. Ahí es donde hemos de familiarizarnos, habituarnos y desarrolarnos: adiestrándonos en esa compasión. Hasta hacerla parte de nuestra naturaleza.
  • ¿Cuál es el beneficio de esta contemplación? El mayor beneficio y más palpable es que nos hace expresar estas virtudes con mucha facilidad y fluidez en nuestras vidas. Es una manera muy potente de reforzar la mente, proporcionándole resistencia y felicidad, una dicha contagiosa. Como también de hacernos más y más resilientes, extrayendo poderosas fuerzas de la adversidad. Otro signo es la apertura, puesto que nos hacemos más compresivos. Nuestra mente se estresa mucho menos, acepta los contratiempos de la vida diaria y fluye con ellos extrayendo el punto positivo de cada obstáculo.
  • Por el contrario, si lo que estamos ejercitando son los "músculos" del enfado y la falta de consideración con los demás, no haremos otra cosa que ir aumentádolos más y más, hasta llegar a la animosidad, el desdén, la irritación. Todas esas emociones tóxicas que nos pasarán factura, que nos dejarán agotados, exhaustos.
  • "Estas contemplaciones sobre el amor y la compasión forman a la mente para que mire en otra dirección que mire más allá de pensar únicamente en nuestra propia buena forma y bienestar."

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