martes, 17 de julio de 2018

CORRE COMO UN GUERRERO. 4. El adiestramiento del dragón.




EL ADIESTRAMIENTO DEL DRAGÓN




1. El dragón
2. La respiración del dragón
3. ¿Qué es la mente?
4. El poder de la intención
5. Contemplación del dragón: compasión y altruismo.


1. El dragón



  •  Tanto correr como meditar cuentan con una cualidad misteriosa y secreta que va más allá de las palabras. Y lo que simboliza el dragón en esta fase es esta encarnación de un propósito profundo, de algo que va más allá de las explicaciones y las palabras y que ha de ser experimentado. Son nuestros secretos personales, nuestras sensaciones, pensamientos, ideas... tan nuestro todo que necesita ser expresado, más que explicado. Se trata de un nivel de profundidad humana más íntimo.
  •  Conforme explica Sakyong Mipham, en este nivel, en esta fase del dragón, "la magnanimidad de nuestro ser empieza a brillar de verdad. Al formar y entrenar a la mente y el cuerpo mediante el correr y la meditación, nos hemos hecho fuertes, suaves y amables. Ahora hemos llegado a una encrucijada personal y social. Nuestras carreras y meditación han pasado por una gran transformación. Han dejado de ser actividades realizadas para nuestro beneficio personal: utilizamos nuestros empeños solitarios en beneficio de los demás. Correr puede convertirse en una herramienta que beneficie al mundo."
  • "La intención de utilizar nuestra actividad para beneficiar al prójimo es escurridiza y misteriosa, como el mismo dragón. Pero como meditadores y corredores sabemos que cuando tenemos el coraje suficiente para estar en el presente, también tenemos el poder de transformar el mundo. El dragón encarna todas las lecciones del tigre, el león y el garuda: atento, vivaz y equilibrado. Así pues, el dragón surge como coincidencia y buenos auspicios. En esta fase, el meditador corredor se adapta a este dinamismo: el dragón misterioso y místico es un símbolo del poder inexpresable, de la luminosidad y profundidad de la mente humana."
  •  En la tradición tibetana de Shambhala, el dragón reconoce ese momento en que la mente del guerrero se dirige hacia la sabiduría no conceptual.Lo que se denomina aquí "unión de cielo y tierra". "Una profunda sensación de honestidad, tanto personal como social." Algo difícil de definir que nos conecta sutilmente con los demás.
  • El dragón es el símbolo de todo esto. Se dice que vive en las profundidades de la tierra, pero que también vuela por encima de las nubes, moviéndose y cambiando de velocidad, observando y desapareciendo para volver a adentrarse en penachos de nubes algodonosas. Contrariamente al dragón de Occidente, este no representa al peligro o el mal, ni es aniquilado por san Jorge, sino que en Oriente es muy venerado por su fuerza, magia y los buenos augurios que encarna esta misteriosa criatura. El reino de Buthan se conoce como drukyul: "la tierra de los dragones". En China, el dragón es el símbolo por excelencia de la sabiduría, emblema de emperadores, representación del cielo, el poder y la sabiduría.
  • Esta fase del dragón, representa para corredores y para meditadores el nivel en que desarrollamos la introspección que nos permite conectar con nuestros deseos y aspiraciones más profundos. En estas carreras contemplativas no nos estamos abandonando en fantasías, ni desahogando nuestra mente, sino que la conducimos hacia pensamientos beneficiosos; nos centramos en temas importantes, para nuestra vida y la de los demás. La carrera se convierte en meditación enfocándonos en un pensamiento elegido, un pensamiento compasivo en el que integramos todo, mucho más allá de nosotros mismos.
  • Enfocarnos así puede resultar muy difícil. Correr es un deporte muy individual que, también puede ser muy absorbente. Pero hay otros tipos de pensamientos en los que nos podemos centrar: como, por ejemplo, si decidimos hacer un cambio en nuestra vida. Correr y contemplar pueden ayudarnos a saber cómo llevar a cabo ese cambio. Son actividades que se hacen compatibles. Podemos sopesar errores y contratiempos, contemplando lo que nos gustaría cambiar. Como también nuestras aspiraciones, nuestros sueños. Nos podemos observar corriendo hacia lo que queremos conseguir. Podemos utilizar nuestra imaginación para ello.
  • Que nos comportemos como estúpidos o como sabios, depende de cómo utilizamos lo que somos, de utilizar nuestra imaginación, de ver las posibilidades que se nos presentan. "Cuando la vida nos enfrenta a desafíos y somos capaces de utilizarlos, entonces somos sabios. Cuando nos superan y somos incapaces de apreciar sus posibilidades, nos comportamos como estúpidos." "Cuando somos sabios meditando podemos fresco cada momento. Pero una vez que empezamos a perder nuestra imaginación, nos alcanzan los dardos de la apatía. Del mismo modo, si mientras corremos perdemos nuestra imaginación nos habrán alcanzado los dardos de la desidia."
  • "En última instancia, la vida es el proceso de desarrollar la capacidad de percibir siempre cómo utilizar lo que tenemos frente a nosotros. Como la mente es infinita, al igual que las posibilidades, si sucumbimos a la idea de que algo es imposible, nos habremos rendido a la idea de que solo existe una posibilidad."
  • "Ser imaginativo no debería confundirse con ser agresivo. No significa simplemente empujar hacia delante. Significa ser capaz de observar lo que sucede con una perspectiva panorámica de 360º. Mientras que ser agresivo es imponer una dimensión de la realidad."
  • Esta es la invitación que nos ofrece Sakyong Mipham para la carrera de nuestras vidas cotidianas: utilizar nuestra imaginación, explorar y abrirnos al máximo para ver todo tipo de posibilidades, sin encerrarnos, en todos los escenarios que se nos presenten.Ya que la cualidad esencial que nos muestra el dragón es precisamente captar todo tipo de posibilidades.
  •  En esta fase también, nos abrimos a las intuiciones, como a distintas maneras de estar atentos, de captar aquello que nos enseña el medio, nuestra experiencia y cualquier cosa que nos acontezca. De todo podemos aprender. Además, nadie necesita enterarse de qué estamos contemplando. Algunas cosas las compartimos y otras las guardamos para nosotros mismos, guardando un equilibrio entre lo que nos reservamos y lo que manifestamos de nostros mismo. Esto es algo que nos aporta cierto sentido de dignidad y, quizá, hasta de misterio. Pero tampoco nos hacemos demasiado resrvados, porque podríamos perder disponibilidad hacia los demás.
  • El dragón no solo es beneficioso en la carrera, sino también en cualquier aspecto de nuestra vida, puesto que "confiere sabiduría, inspiración e insondabilidad."
 2. La respiración del dragón
  •  No es posible meditar ni tampoco correr sin familiarizarnos con nuestra respiración. Al principio no es fácil seguir la respiración, observarla sin prejuicios, sin cambiarla. Parece como imposible. Pero, poco a poco, vamos tomando confianza relajada y maestría, armonizándonos en esta atención. Vamos probando el "sabor" y la "textura" de nuestra respiración, de manera natural, dependiendo de todo tipo de condiciones en que nos encontremos. "Meditar en nuestra respiración es como un espejo que refleja nuestra mente y nuestra vida." Respiración, conducta, emociones... van todas de la mano, modificándose al unísono. Es algo que podemos observar fácilmente, como también cambiar el patrón, ajustarla, solo con poner atención y consciencia.
  • "Cuando la mente se ve bombardeada con una miríada de pensamientos, hemos de saber que no sugen de la meditación, sino de la vida." (Los pensamientos son movimiento natural de la mente, como olas del mar, agitados o tranquilos). "Nuestra reacción -culpa o rabia, por ejemplo- pudiera dirigirnos a examinar con más atención aspectos particulares de nuestra vida. En este caso, la respiración puede ser una guía para la vida. Otro aspecto que alternaremos será una respiración suave y regular en meditación sentada con otra más vigorosa al correr, que nos servirán y ayudarán la una a la otra y viceversa.
3. ¿Qué es la mente?

  • La mente, como el dragón, es escurridiza. Nadie sabe realmente dónde situarla. En Occidente señalamos la cabeza, el cerebro, como sede de la mente. En Oriente, se señala tradicionalmente el centro del pecho, a la altura del corazón, como su lugar. Pero, tanto en Oriente como en Occidente, nuestra experiencia de la mente es muy personal, algo muy íntimo, como nuestros sentimientos, emociones, pensamientos o estados de ánimo; como nuestras experiencias, recuerdos, ideas.
  • Por lo general, utilizam,os sinónimos de mente como consciencia, intelecto... pero en lenguas de culturas meditativas existen muchos nombres para la mente. Sem es un término tibetano para la mente cognitiva que comprende sujeto y objeto. Pero, también existe la palabra lo para aquello a lo que hace referencia al intelecto: aquello que uno comprende. Igualmente, el término yi se tiliza para la mente cognitiva convencional. La palabra rigpa significa conciencia, pero en dos sentidos: general y no conceptual; a su vez, relacionada con la palabra sánscrita prajña o sabiduría. Namshi significa consciencia, pero hay que diferenciar entre ocho niveles de consciencia. Asimismo, otras palabras hacen referencia a lo que significan "mente iluminada", "mente transcendente", "inteligencia transcendente"...
  • Resumiendo bastante, podemos dividir todas estas descripciones de la mente en dos grandes categorías: 1. la mente convencional de sujeto y objeto, es decir, la mente dualista. 2. la mente transcendente, más allá de sujeto y objeto (la que transciende la dualidad), también denominada "mente de la clara luz", "sabiduría" o "despertar". Entra las características de la mente convencional se incluyen las de claridad y conocimiento que, a través de la práctica de la meditación empezaremos a experimentar y, poco a poco, a expandir hasta un estado de transcendencia. Lo mismo que también irán formando parte de nuestra experiencia corriendo, como en nuestras relaciones humanas y profesionales.


4. El poder de la intención


  • Sobretodo entre las personas que no corren, surge casi siempre la pregunta ¿por qué corres? ¿Por qué corro? ¿Cuál es la motivación? ¿Qué nos impulsa a esforzarnos corriendo? Mayoritariamente, los corredores respondemos, para nosotros mismos y para quienes nos interrogan que lo hacemos por salud, pero también por satisfacción, por el gozo de correr. Porque es como volar, porque nos hace sentir livianos y libres sobre el suelo, conectados con la Tierra y con los elementos, respirando hondamente aire puro, llenando y vaciando nuestros pulmones a plena capacidad.
  • Lo mismo que encontramos similitudes entre el correr y diversas actividades de la vida corriente (como en el trabajo, la empresa, el estudio...), encontramos también un sentido profundo al correr, algo que nos conecta con nosotros mismos sin obstáculos, directamente. Y casi cualquier actividad puede reflejarse en ello. Como también nuestro deseo de mejorar como personas, nuestra trayectoria íntima, espiritual, nuestro deseo de beneficio para nosotros mismos como para los demás.
  • La fuerza de la intención muestra el poder de la mente. Depende mucho de esta intencionalidad, el resultado. Si convertimos nuestra actividad en mera rutina biomecánica, será eso y nada más. Si, por el contrario, deseamos que forme parte de nuestro crecimiento personal y sea de beneficio propio y ajeno, determinará un resultado mucho más amplio. "El poder del dragón es la intención." Esta última intencionalidad de beneficiar a los demás cambia por completo la estructura de nuestro cerebro, de nuestra consciencia, reforzando nuestro cuerpo-mente. Aporta carácter a nuestra manera de ser en el mundo. Además, esta amplia intención aporta dignidad a nuestras carreras, contemplando a todos los seres, incluyéndolos a todos sin límites ni excepción y se convierte en una actividad que ofrecemos al mundo para su beneficio.
  • Nos centramos pues en este estadio en desarrollar esta intención al máximo. Lo que, finalmente, se convierte en un ejercicio liberador, un disfrute. De alguna manera, nos vamos dando cuenta de cómo somos capaces de ayudar a los demás, haciéndonos más fuertes. Con semejante intención y actividad, nuestras ideas y nuestra inspiración fluyen sin obstáculos. La manera en que utilicemos nuestras carreras solo depende de nosotros mismos. No deberíamos olvidar el gran potencial que tiene nuestra intención, ese gran secreto.



5. Contemplación del dragón: compasión y altruismo.

  • "La contemplación del dragón es la ausencia de ego, ir más allá de las limitaciones del yo. Cuando nuestro ego aparece, perdemos perspectiva. No acertamos a considerar cómo se sienten los demás." ¿Qué nos quiere decir con ésto Sakyong Mipham? Lo primero: no que nos menospreciemos, sino que conectemos con los demás. En la base, entrenarnos en la empatía, en ponernos en lugar de los otros, sabiéndonos identificar, con quienes nos rodean (familiares, amigos...), sin darnos tanta prioridad a nosotros mismos.
  • Y es que ocurre muy a menudo que, haciendo deporte, se nos infla fácilmente el ego. Para contrarrestar esta tendencia, hacemos esta contemplación. Para soltar ese apego a la importancia exagerada que nos damos a nosotros mismo. Cuando tenemos "un mal día", "una mala carrera", nuestro ego se derrumba, le "cae una paliza", pero si hay menos tendencia a la sobrevaloración de nuestro ego hay menos posibilidades de descalabro total, de derrota y abatimiento. Solo es una experiencia más. Y puede ocurrir que nos enseñe mucho. Así, vamos desarrollando una especial humildad y ternura. Esta sensación de ligereza que nos da la contemplación del dragón, nos ayuda a ver el espejismo, la ilusión, que es el yo, favoreciendo la deconstrucción del ego, (un mero concepto sin solidez alguna), hasta que seamos capaces de ver que nunca ha existido tal yo, ese ego, y, por tanto, no existe nada de lo que deshacerse. "No es posible perder lo que nunca se tuvo."
  • Esta contemplación suele ocurrir en dos fases: en la primera reflexionamos en las maneras que en que podemos ser menos egocéntricos; en la segunda, más profunda, en la fantasía ilusoria que es el yo.



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