miércoles, 8 de noviembre de 2017

Sakyong Mipham, CORRER Y MEDITAR. Enseñanzas para entrenar el cuerpo y la mente. (Resumen 7)


DIFICULTADES INICIALES


Es muy importante conocer los obstáculos y problemas que se nos pueden presentar en los comienzos, tanto en el correr como en el meditar. Siempre que introducimos cambios en nuestros hábitos, nos cuesta al principio. Para ello hemos de tener claro cuál es nuestro objetivo razonable, qué queremos hacer.

"Las primeras veces que corremos son momentos frágiles. Estamos tensos, no tenemos mucha resistencia y nos cansamos con facilidad. La determinación y el esfuerzo son esenciales. Estamos llevando a nuestro cuerpo de una situación de sedentarismo a otra de actividad. Nuestro cansancio y rigidez reflejan la dificultad de esa transición al aumentar el ritmo cardíaco y la circulación sanguínea.
Esta primera fase es crítica. Si nos pasamos de la raya, el ejercicio será demasiado intenso y acabaremos dejándolo. Si no nos esforzamos lo suficiente, nunca llegaremos a desarrollar el hábito."


Una buena opción es alternar correr y andar, aumentando progresivamente el tiempo de carrera a medida que nos vamos fortaleciendo. Hemos de mantener siempre este equilibrio.

"Por el contrario, en la meditación, la fase inicial puede resultar difícil por la razón opuesta: estamos reduciendo la velocidad. Hasta que nos sentamos y empezamos a meditar, la mente ha estado muy ocupada. Ha estado acelerada y ahora la estamos animando a que se mueva con mayor lentitud al enfocarla en la respiración." Lo que nos puede causar cierta impaciencia o agitación, cuando le estamos imponiendo un ritmo mucho más bajo con la práctica de la meditación.

"La pereza es uno de los principales obstáculos al empezar a correr y a meditar." Como la desidia que nos lleva a sentirnos incapaces de salir del sofá o dejar la televisión, el ordenador o el smartphone. Otra forma de pereza engañosa es ocupar todo nuestro tiempo de manera que andemos continuamente ajetreados de aquí para allá, poniéndonos excusas para no meditar o correr.


"Otro obstáculo de principiantes, sobre todo en meditación, es olvidar la instrucción. Aunque hayamos conseguido sentarnos en el cojín, nos olvidamos de aplicar la técnica." En vez de soltar los pensamientos y seguir la respiración, divagamos y nos perdemos en los pensamientos sin fin.


"Aunque el proceso de meditar es distinto del de correr, las herramientas son las mismas: hemos de hacer gala de resolución y esfuerzo." Tanto para meditar como para correr, superar estos primeros momentos mediante una clara resolución, una motivación y una determinación, nos van a reportar muchas recompensas y beneficios. Hemos de ser conscientes de ello. Por descontado que, más adelante, también nos encontraremos con dificultades, pero el tener perspectiva y además ser perseverantes nos ayudará a progresar. Lo esencial es que no nos pasemos en el esfuerzo y que no nos dejemos llevar por un entusiasmo exagerado. Si no nos esforzamos, no avanzaremos y si nos pasamos de la cuenta, retrocederemos. Hemos de intentar mantener una adecuada intensidad del esfuerzo.


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